El potencial de la inteligencia artificial puede verse de forma muy gráfica con datos. Si nos paramos a analizar cuánto tardaron diferentes tecnologías en alcanzar los 100 millones de usuarios veremos que la telefonía fija necesitó medio siglo, la telefonía móvil 12 años, Instagram apenas 2 años y a Chat GPT le costó solamente un mes.
Este ritmo vertiginoso de cambios no va a parar y afecta a numerosos aspectos de nuestro día a día, no siendo la educación una excepción. Y es que como recordaba el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, en la clausura de Enlighted 2023, “la inteligencia artificial no es un paso más, es la verdadera revolución. No es solo una tecnología, son muchas tecnologías que se retroalimentan unas a otras”.
De qué manera cambiará la inteligencia artificial la experiencia educativa
La IA es un activo muy importante tanto para ayudar a mejorar la actividad docente como para poder responder mejor a las necesidades del alumnado.
En esencia, la educación actual todavía se parece a la de hace décadas: alguien imparte una clase para unos alumnos que toman notas.
Sin embargo, los algoritmos inteligentes van a posibilitar una educación personalizada, así como adaptar la enseñanza al ritmo de aprendizaje mediante conversaciones con los modelos amplios de lenguaje.
Como ante cualquier novedad tecnológica, el despliegue y desarrollo de otras herramientas generan incertidumbre ante cómo pueden evolucionar las cosas.
La calculadora, otro ejemplo de cambio en las aulas
Ante este tipo de dudas, Esther Wojcicki, fundadora del Programa de Artes Audiovisuales del instituto de Palo Alto, realiza un paralelismo entre la eclosión de la IA en el ámbito educativo y la llegada de las calculadoras a las aulas, que para algunos iba a suponer la desaparición de la capacidad de cálculo mental por parte del alumnado.
Esta experta descarta que haya fundamentos para que cunda el miedo en la comunidad educativa ante el avance de la inteligencia artificial, puesto que para ella la base de la educación es empoderar a los estudiantes, darles la oportunidad de creer en sí mismos y hacerles sentir independientes.
Por ello, aboga por considerar a la IA como un activo real y no una amenaza que puede ayudar a los docentes a convertirse en mejores profesionales y que puede asistir al alumnado a resolver dudas.
A quienes estéis interesados en profundizar en la materia, os proponemos que no os perdáis esta charla entre los expertos Edo Segal, Ikhlaq Sidhu y la anteriormente mencionada Esther Wojcicki en la que conversan precisamente sobre la profunda transformación que la IA está operando en el mundo de la educación y sus consecuencias:
La IA frente al desafío de la educación actual
“La inteligencia artificial proporciona el potencial necesario para abordar algunos de los desafíos mayores de la educación actual, innovar las prácticas de enseñanza y aprendizaje y acelerar el progreso para la consecución del ODS 4”.
De esta manera ejemplifica la UNESCO, organización de la ONU para la educación entre otras materias, la relación entre la IA y el mundo educativo, recordando que, “sin embargo, los rápidos desarrollos tecnológicos conllevan inevitablemente múltiples riesgos y desafíos”.
Para velar por un enfoque humanista de la inteligencia artificial, la organización internacional incide en que “el despliegue de las tecnologías de IA en la educación debe tener como objetivo mejorar las capacidades humanas y proteger los derechos humanos para una colaboración eficaz entre el hombre y la máquina en la vida, el aprendizaje y el trabajo, y para el desarrollo sostenible”.
Para Stefania Giannini, subdirectora general de Educación de la UNESCO, “la aparición de nuevas tecnologías digitales es una gran oportunidad. Estas innovaciones pueden ayudar a estudiantes marginados, a quienes se encuentran en situación de discapacidad y a los que pertenecen a minorías lingüísticas y culturales. Esas tecnologías pueden contribuir a personalizar el aprendizaje y a crear sistemas educativos más flexibles, y también pueden servir para superar obstáculos geográficos y temporales con el fin de generar un aprendizaje inmersivo”.
Sin embargo, Giannini también incide en que “la tecnología no debe reemplazar en ningún caso a los profesores competentes porque éstos acompañan a sus estudiantes en su desarrollo holístico, como individuos y como miembros de la sociedad. Para alcanzar la igualdad de oportunidades en el ámbito digital, hemos de manejar la tecnología aplicada a la educación en función de los principios de inclusión, igualdad, calidad y accesibilidad”.