¿Cuántas veces sentimos que la sociedad, y a veces nosotros mismos, ponemos una “fecha de caducidad” a nuestras capacidades y a nuestro valor?
Vivimos en una época que nos exige ser el/la mejor jefe/a, el/la mejor profesional, padre, madre, amigo/a… ¡Todo a la vez! Nos etiquetan y, cuando no cumplimos con ciertos estándares, parece que ya no “cabemos” en el sistema y nos “expulsa”. La película me hizo reflexionar sobre esto, y me recordó la importancia de buscar nuestra mejor versión, pero no solo para cumplir con lo que se espera de nosotros, sino para “desarrollarnos según nuestras propias vivencias y experiencias”.
Aquí es donde veo que la Inteligencia Artificial puede ser esa “substancia” que nos ayude en este viaje de reinvención. Imagina una inteligencia artificial que no solo nos ayude a actualizar habilidades, el famoso “reeskilling”, hacer más eficiente nuestro trabajo, sino que nos permita potenciar todo lo que hemos aprendido y vivido. ¡Que nos haga más fuertes, más completos! Porque reinventarse no es solo adaptarse, sino también redescubrir lo que llevamos dentro y lo que aún podemos ofrecer.
Un autoanálisis sincero de nuestras metas, logros, sueños (y hasta de aquellos que se quedaron en el camino) nos permite construir un mapa para el futuro. Y con la IA como aliada, podemos potenciar esta versión renovada de nosotros mismos sin repetir los patrones del pasado. Como bien decía nuestro querido Einstein: “Si quieres resultados diferentes, tienes que hacer las cosas de manera diferente”. No se trata de buscar una “nueva” versión de nosotros que encaje, y vuelva a cometer los mismos errores, sino de una versión que avance, que tenga propósito y que siga aportando con la misma o más pasión de antes.
Así que, a todos los que sienten que ya “no encajan” o que han llegado a una supuesta «meta»… recordemos que reinventarse es una oportunidad constante. La IA está aquí para empoderarnos, para sacar nuestra mejor versión y demostrarnos que aún tenemos mucho por dar.
Aquí es donde entra en juego tanto la reinvención como nuestra capacidad de darle la vuelta a los sesgos y reconocer su importancia. Se trata de aprender a desaprender y a encontrar valor incluso en aquello que llamamos “sesgos”
El papel de los sesgos
Es común escuchar que la IA tiene sesgos y que estos siempre deben evitarse. Nos preocupamos, con razón, por el uso ético y responsable de los algoritmos, sobre todo cuando se entrenan con datos que podrían comprometer nuestra privacidad o nuestros derechos. Regulaciones como el AI Act en Europa son pasos necesarios para abordar estas preocupaciones.
Pero ¿qué pasa si un sesgo es justo lo que un modelo de IA necesita para hacer una proyección más precisa?
Por ejemplo, ¿cómo puede un modelo de IA prever cuántas unidades de un producto venderemos a un precio que nunca hemos usado antes? A los modelos convencionales les falta un ingrediente esencial: el conocimiento del negocio.
Los ingenieros de datos son expertos en identificar tendencias de crecimiento o caídas, pero esos números, por sí solos, no cuentan toda la historia. ¿Crecimos un 5%? Genial, pero si debíamos crecer un 30%, entonces no es tan positivo. ¿Perdimos 3 clientes? Puede parecer poco, pero si uno de esos clientes era el más importante, el impacto es mucho mayor.
Esos matices, ese «sesgo» basado en la experiencia, es invaluable para mejorar las predicciones. Un modelo de IA no puede predecir lo que no conoce. Por eso, es fundamental inyectar el conocimiento del negocio: saber que en agosto en España no se vende tanto porque todos están de vacaciones, o que, en Brasil, en febrero, el Carnaval y paraliza los cierres de contratos.
Así que no todos los sesgos son malos. Algunos son el toque que necesita la IA para generar escenarios más robustos y realistas. Después de todo, ¿cómo puede la IA ayudarte si no le das la mejor información que tienes? Ayuda a la IA para que la IA te ayude a ti.
