Hoy en día, trabajar en equipo es esencial para que cualquier empresa tenga éxito. Pero, ¿solo ahora? La verdad es que siempre ha sido clave, pero los nuevos modelos de gestión están poniendo más foco en las habilidades blandas para mejorar esto. El cambio del modelo tradicional, como el waterfall, a la metodología Agile se centra justamente en colaborar más.
Más allá de simplemente trabajar juntos, lo que realmente hace que un equipo funcione bien es la confianza entre sus miembros. Esta confianza no solo crea un ambiente agradable, sino que también es la base para alcanzar metas comunes, donde cada persona aporta lo mejor de sí. Y es que, cuando confiamos en que cada uno hará bien su trabajo, no hace falta estar encima de todos todo el tiempo.
Esto no solo mejora la eficiencia, algo básico en cualquier trabajo, sino que también hace que los empleados se sientan valorados y respetados. Saben que sus habilidades son reconocidas y que tienen la libertad de tomar decisiones en su área. Desde la pandemia y con la llegada de nuevas generaciones al mundo laboral, esto ya es casi una exigencia. El ABC laboral.
El líder importa, pero el equipo también
A menudo, cuando hablamos de liderazgo, nos enfocamos en el jefe y sus habilidades. Pero los miembros del equipo son igual de importantes. Un equipo exitoso no depende solo de un buen jefe, sino también de miembros que sean proactivos, responsables y capaces de manejarse solos. Los miembros que confían en sus compañeros y en el jefe están más dispuestos a tomar riesgos, proponer ideas nuevas y comprometerse con los objetivos del equipo.
Cada miembro de un equipo aporta habilidades y conocimientos únicos. Reconocer y valorar estas habilidades es fundamental para construir confianza. Cuando los empleados sienten que sus talentos son apreciados, están más dispuestos a dar lo mejor de sí. Además, reconocer las habilidades individuales permite asignar tareas de manera más efectiva, asegurando que cada persona haga lo que mejor sabe hacer, lo que mejora la eficiencia y la calidad del trabajo.
Un punto clave de la confianza en el trabajo en equipo es la capacidad de delegar tareas y dar libertad a los empleados. ¿Quién no ha escuchado «esto lo hago mejor yo»? Es una de las habilidades más difíciles de desarrollar, pero los jefes que confían en sus equipos permiten que los miembros tomen decisiones y manejen sus responsabilidades con mínima intervención.
Y todo esto no funciona sin dos elementos esenciales: comunicación abierta y transparencia. Esto significa no solo compartir información relevante y actualizada, sino también estar dispuestos a escuchar y considerar las opiniones y preocupaciones de todos. Un ambiente donde se fomenta la comunicación honesta ayuda a evitar malentendidos y fortalece los lazos entre los miembros del equipo.
Cuando todos entienden y están comprometidos con los mismos objetivos, la colaboración se vuelve más natural y efectiva. La confianza en que cada miembro está trabajando hacia el mismo fin fortalece el sentido de pertenencia y propósito, lo que es fundamental para el éxito a largo plazo del equipo y de la empresa en general.
El mejor ejemplo de un gran trabajo en equipo
La historia de La Sociedad de la Nieve es uno de los mejores ejemplos de trabajo en equipo. Daniel Fernández Strauch, Eduardo Strauch y Nando Parrado, miembros del equipo de rugby uruguayo Old Christians, sobrevivieron uno de los accidentes de avión más conocidos. El 13 de octubre de 1972, el equipo tomó un vuelo hacia Santiago de Chile que se estrelló en los Andes, dejando a los supervivientes varados en condiciones extremas durante 72 días.
Tras el accidente, surgió La Sociedad de la Nieve, un grupo de 16 jóvenes que lograron mantenerse con vida gracias a la confianza mutua y la distribución efectiva de tareas. Y como cuentan en Mejor Conectados, una iniciativa de Telefónica, la clave de su supervivencia fue el trabajo en equipo.
Daniel Fernández Strauch afirma que el trabajo en equipo fue lo que les dio la fuerza para seguir adelante: «Armamos un equipo soberbio y eso fue lo que nos salvó». Nando Parrado destaca la importancia de la confianza: «La confianza permitió una distribución efectiva de tareas y la toma de decisiones críticas». Eduardo Strauch también comparte que la cooperación y la fe mutua fueron esenciales para enfrentar la desesperación y mantener el ánimo.
Cada miembro aportó sus habilidades únicas, creando una sinergia que aumentó las posibilidades de supervivencia para todos. Esta experiencia demostró que, incluso en las circunstancias más difíciles, el trabajo en equipo puede llevarnos a superar lo inimaginable.
