Search Menu

La inclusión digital como motor de prosperidad

La inclusión digital es clave para la prosperidad, al cerrar brechas económicas y sociales. Nuestro segundo posicionamiento explora cómo una inclusión digital efectiva exige un enfoque holístico que fomente un entorno digital inclusivo, permitiendo a individuos, empresas e instituciones públicas aprovechar plenamente las oportunidades digitales.

La inclusión digital como motor de prosperidad

Alcanzar la prosperidad en el siglo XXI va más allá del mero crecimiento económico: implica impulsar un desarrollo inclusivo y sostenible que integre factores tecnológicos, sociales, económicos y medioambientales. En la economía digital actual, la inclusión digital es clave para fomentar la innovación, fortalecer la competitividad y aumentar la resiliencia económica.

Suscríbete al blog de Telefónica y entérate antes que nadie.





Como subrayó el B20, «cerrar las brechas digitales impulsará la resiliencia económica, empoderará a las pyme y fomentará la innovación a escala». Del mismo modo, la OCDE ha vinculado la inclusión digital con el crecimiento del PIB, la participación en el mercado laboral y la competitividad industrial; mientras que la UIT, en su Foro de Desarrollo Regional para Europa (RDF-EUR) 2025, abordará los retos y oportunidades de la inclusión digital esa semana.

Partiendo de la base del primer documento de Telefónica sobre inclusión digital publicado en 2024, que se centraba en cerrar la brecha de cobertura y uso para los individuos, este documento amplía el alcance habitual del debate para abordar un reto más amplio: integrar a todos los actores de la sociedad en la economía digital. Esto incluye a empresas de todos los tamaños -desde microempresas a grandes corporaciones-, instituciones públicas, emprendedores y trabajadores. Alcanzar esta visión más amplia requiere una estrategia holística que fomente un entorno digital inclusivo alineando los esfuerzos de digitalización de todos los agentes sociales, reduciendo brechas digitales y promoviendo una innovación digital inclusiva.

Innovación y prosperidad: ambos van de la mano

El progreso tecnológico y la innovación están en el centro de la prosperidad. La innovación digital aumenta la productividad, la competitividad y la creación de empleo, especialmente para las pyme.

Sin embargo, a pesar de su potencial, sus beneficios se distribuyen de forma desigual, creando disparidades. El desarrollo sigue concentrándose en las grandes empresas y en los países digitalmente avanzados, ampliando las brechas económicas y sociales. Quienes se retrasen en digitalizarse e innovar corren el riesgo de quedar excluidos de mercados clave y, en última instancia, de la economía digital, la economía del siglo XXI, profundizándose las brechas de prosperidad.

Un claro ejemplo de ello es la inteligencia artificial  y los ecosistemas de startups. En ambos casos, el desarrollo se concentra en unas pocas economías o empresas digitalmente avanzadas, dejando a otras regiones, como América Latina o actores más pequeños en riesgo de quedarse atrás.

Para lograr una innovación digital inclusiva, primero es necesario fortalecer la infraestructura digital. Estudios indican que un aumento del 10 % en la penetración de la banda ancha puede impulsar el PIB hasta un 1,5 %. Gobiernos y actores del sector privado deben priorizar la expansión de la conectividad de alta velocidad, especialmente en zonas rurales y desatendidas.

Sin embargo, la conectividad por sí sola no basta. Los ecosistemas de innovación digital inclusiva requieren acceso a financiación, talento cualificado para desarrollar iniciativas transformadoras que generen crecimiento y empleo, y políticas de apoyo para pequeños actores y regiones menos favorecidas. Las alianzas público-privadas pueden democratizar recursos para startups, mientras que la regulación debe fomentar la competencia y evitar la concentración del mercado o la innovación. Además, el respaldo a la innovación ecológica y ética garantizará que las tecnologías emergentes impulsen un crecimiento sostenible y equitativo.

Más allá de la innovación digital, alcanzar una inclusión digital efectiva exige un enfoque holístico que fomente un entorno digital inclusivo, permitiendo que individuos, empresas e instituciones públicas aprovechen plenamente las oportunidades de la era digital.

La inclusión digital de las grandes empresas y pyme

Al integrar la digitalización, las empresas impulsan la productividad, mejoran la cualificación de los empleados y optimizan la experiencia del cliente, fortaleciendo una economía digital dinámica e inclusiva. Sin embargo, la inclusión digital debe abarcar a todas las empresas, desde las microempresas hasta las grandes corporaciones.

Según McKinsey, las pyme que adoptan herramientas digitales crecen un 26 % más rápido y tienen el doble de probabilidades de participar en el comercio mundial. Aun así, las microempresas y pyme que representan el 90 % de las empresas a nivel global, enfrentan obstáculos como el acceso limitado a financiación, infraestructura, tecnología, formación en competencias digitales, así como resistencia al cambio, lo que las sitúa en riesgo de exclusión.

Por otro lado, las grandes empresas pueden impulsar el crecimiento digital inclusivo al integrar a las pyme en sus cadenas de valor, transferir conocimientos e invertir en mercados emergentes, promoviendo una adopción digital más amplia. No obstante, la concentración del liderazgo tecnológico en unas pocas empresas o países genera un desequilibrio de poder, permitiéndoles influir en normas y decisiones, lo que podría derivar en una prosperidad desigual y en el incremento de las brechas de inclusión.

Para garantizar una prosperidad compartida y evitar que las disparidades económicas se acentúen, es fundamental ofrecer incentivos financieros para la adopción digital, fomentar la innovación en las grandes empresas y asegurar una competencia justa entre corporaciones y actores más pequeños. Mejorar el acceso a la financiación, apoyar la formación en competencias digitales y promover estándares tecnológicos abiertos facilitará la integración de las pyme en las cadenas de valor digitales.

El papel del gobierno en la inclusión digital

Los gobiernos desempeñan un papel fundamental en la promoción de la inclusión digital. Más allá de desarrollar infraestructura y marcos normativos, deben adoptar la transformación digital para mejorar la eficiencia y accesibilidad de los servicios públicos. El Índice de Gobierno Digital de la OCDE destaca la importancia de políticas proactivas que fomenten la accesibilidad digital, optimicen los servicios públicos e integren la inteligencia artificial en la gestión gubernamental. La modernización de la administración pública puede mejorar la prestación de servicios, simplificar los trámites empresariales y facilitar una participación económica más inclusiva.

La administración pública debe evolucionar digitalizando los servicios gubernamentales para simplificar el registro de empresas, la declaración de impuestos y el cumplimiento normativo (compliance). Además, debe aprovechar la inteligencia artificial y el análisis de macrodatos para optimizar la formulación de políticas, la asignación de recursos y realizar previsiones económicas, garantizando al mismo tiempo políticas de datos abiertos que impulsen la innovación empresarial. Asimismo, es esencial desarrollar marcos sólidos de ciberseguridad para proteger los activos digitales tanto del sector público como del privado.

Garantizar una fuerza laboral adaptada a la era digital

Como destacó la Cumbre del B20, el capital humano es la base de la transformación digital. Sin embargo, se estima que el 40 % de los trabajadores carece de las competencias digitales necesarias para los empleos del futuro. La OCDE advierte que, políticas proactivas en capacitación, la automatización sustituirá cada vez más empleos poco cualificados. Para 2030, más de mil millones de puestos de trabajo requerirán habilidades digitales avanzadas, siendo esenciales los conocimientos en inteligencia artificial, ciberseguridad y computación en la nube para las economías desarrolladas.

Para enfrentar este desafío, es fundamental ampliar los programas de formación digital, asegurando su accesibilidad para todos los sectores de la población. La colaboración entre la industria y las instituciones educativas puede garantizar que los planes de estudio se adecuen a las necesidades del mercado laboral. Además, gobiernos y empresas deben coinvertir en iniciativas de reciclaje profesional para preparar a la fuerza laboral del futuro.


La inclusión digital es una necesidad económica, no solo un ideal social. Gobiernos, empresas y organizaciones internacionales deben unirse para cerrar la brecha digital, como han enfatizado el B20, la OCDE y la UIT, entre otros.

A través de inversiones en infraestructura, capacitación de la fuerza laboral, apoyo a las pyme, fortalecimiento de grandes empresas, modernización de la administración pública y promoción de marcos que favorezcan la inversión y la innovación, podemos impulsar un crecimiento sostenible y fortalecer la competitividad global. En la economía global, la inclusión digital es el camino hacia la prosperidad compartida, y solo adoptándola plenamente podremos garantizar que todos se beneficien del futuro digital.

Compártelo en tus redes sociales


Medios de comunicación

Contacta con nuestro departamento de comunicación o solicita material adicional.

Exit mobile version