Podemos tranquilamente disfrutar lo que está. Ponerle agua de vez en cuanto y seguir cumpliendo ese ciclo por un tiempo indeterminado. Pero incluso el status quo siempre va a requerir de unas acciones mínimas y constantes.
Si les sucede como a mí y de repente se entusiasman con algo: una plantita de tomate, sembrar alguna hierba aromática o quizás unas lechugas o acelga, verán como cada proyecto requiere de acciones constantes. Tenemos no solo que sembrar, que es lo que hacemos desde el entusiasmo y la ilusión, sino mantener el riego y los cuidados necesarios.
Iniciar un nuevo proyecto
El tema es que una vez que iniciamos ese nuevo proyecto, vamos a tener que asumir el compromiso por un tiempo indeterminado. Se tratará entonces de tener más plantas que cuidar. Quizás haga falta podarlas, o tutorearlas. Puede que comiencen a requerir de fertilizante o tierra adicional e incluso en muchos casos fumigarlas – así sea con productos naturales -.
Cualquier proyecto nuevo va a reclamar tiempo, recursos y un nivel de compromiso de nuestra parte.
Hace algún tiempo mi esposa me regalo un curso de horticultura urbana. El contenido era entretenido y al final nos regalaron a cada uno unos brotes de tomates para que los lleváramos a casa y nos pusiéramos a cultivarlos.
El entusiasmo inicial me hizo preparar unos buenos recipientes y trasplantar las plántulas con el máximo cuidado – Como muchos proyectos en sus primeros días había mucho interés y dedicación. Teníamos un grupo por Whatsapp en el que nos intercambiábamos fotos de las platas y gracias a esa comunidad el interés se mantuvo vivo un tiempo más y el ver que otros avanzaban me motivaba a seguir adelante.
Por primera vez tuve tomateras completamente desarrolladas, de más o menos 1,70m de altura. Todo iba viento en popa hasta que la carga de trabajo subió un poco y me descuidé una semana. En tan solo una semana las plantas de apagaron casi hasta desfallecer. Y es que dependiendo de lo que estemos sembrando el cuidado diario puede ser imprescindible.
Aplicación en la vida laboral
En la vida laboral sucede lo mismo. Hay proyectos que debemos de seguir todos los días. Hay otros por los que podemos preguntar una vez a la semana y aquellos que veremos una vez por mes.
Si tenemos la dicha de supervisar personal, puede que nos suceda igual. Podremos tener recursos que requieren un seguimiento más cercano y mayor cantidad de cuidados, mientras otros se desarrollarán por su cuenta y agradecerán esa libertad.
De lo que se trata al final es de tener la claridad de que todo proyecto o recurso requiere un cuidado constante para que se desarrolle de la mejor manera. Al planificar algo nuevo asegurémonos de conocer que compromiso estaremos asumiendo y ajustemos nuestras rutinas para darle un nivel de atención acorde al que necesita.
Porque algunas veces meses de trabajo constante pueden desfallecer en un descuido, mientras los cuidados adecuados darán fruto en abundancia.
