La Responsabilidad Social tiene muchos discursos, y tantas ideologías como grupos de interés. Puede dotarse de herramientas pero necesita una sociedad ilustrada que sepa diferenciar quién es el mensajero y cuál es el mensaje.
¿Cómo se están tomando las decisiones sobre RSC a nivel local, nacional o empresarial? ¿Cómo se está construyendo la RSC? ¿Está la RSC atascada en los gobiernos corporativos?
Estas preguntas, entre otras, se trataron de responder en la II Edición de #ActivismoRSC, organizada por Helena Ancos y celebrada el pasado día 26 de marzo en el rectorado de la Universidad Complutense de Madrid.
Sobre ese cambio de paradigma, de pensamiento, reflexionó también Alberto Andreu, director de Reputación y Responsabilidad Corporativas en Telefónica. «La idea de equilibrio es fundamental en nuestro sector. La evolución hacia la sostenibilidad. La RSC no va de matrices de materialidad, sino de cambios culturales, de pensamiento. Y esos se producirán el día en que se piense más en el cómo y no tanto en el cuánto». «El rendimiento rápido no es sostenible. Hay que construir valor a largo plazo», añadió Andreu. A esta idea también se sumó Carles Campuzano, diputado de CiU, que destacó que «la lógica del corto plazo va a terminar con el sistema capitalista».
Otro de los puntos principales de esta primera mesa fue la necesidad de una regulación, de unas leyes sobre la Responsabilidad Social. “Necesitamos una RSE basada en leyes responsables”, dijo José Carlos González, suscribiendo las palabras de Ramón Jáuregui, diputado socialista en el Congreso. “Hace falta más ley. La RSE no se ha impuesto como idea fuerza, motriz de cambio del mundo. La RSE está por hacer”.
Esta idea fue apoyada por la mayoría de los ponentes. En definitiva, la sociedad debe ser más partícipe y exigente de una buena Responsabilidad Social, y que todos los actores se involucren en el cambio. “Hay que ‘atacar’ por todos los medios. Empezando por arriba, por los líderes empresariales, políticos, sindicales, de ONGs, etc. Hay que sensibilizar a consumidores, inversores y administraciones públicas. Tienen que ser los motores de la RSE”, dijo desde Bruselas en videoconferencia Pedro Ortún, director en la Comisión Europea.
Como final a la primera parte de la jornada, el miembro de Economistas sin Fronteras, Paco Cervera, concluyó: “Cambiar un paradigma no es nada fácil, hay que debatir, ser crítico y resistir, no para destruir, sino para construir una sociedad mejor. Participemos todos en esa construcción”.
Ya en la segunda mesa, se volvió a hacer hincapié en la necesidad de una participación común un trabajo conjunto, incluyendo más activamente a la sociedad civil, para conseguir adaptarse a las nuevas reglas de juego. En este sentido, una mejor comunicación entre actores y generación de impactos se antojan imprescindibles para avanzar.
En definitiva, la idea del cambio cultural y de paradigma en la Responsabilidad Social parece sujeta al avance conjunto de todos los actores. Algo complejo, pero posible.