¿Qué es un holograma?
El término holograma viene de ‘holos’, que en griego significa “todo”, y ‘grama’ que se traduce como “mensaje escrito”. La proyección holográfica surgió en la década de los 40, de la mano del físico húngaro Dennis Gabor, que buscaba mejorar las imágenes de los microscopios electrónicos de su laboratorio.
Desde entonces hasta ahora ha avanzado y llegado a convertirse en un elemento de gran relevancia para algunos sectores como el audiovisual o el de la seguridad. Por ejemplo, con la holografía de una persona, el público puede sentir que se encuentra ante alguien real. Además, el uso de movimiento generado por la tridimensionalidad, sumado a la utilización de sonidos, ofrece mayor sensación de realidad.
Un holograma es una imagen virtual en tres dimensiones obtenida a partir del uso de la luz. Esta imagen virtual se genera gracias a la interferencia generada por rayos luminosos de referencia y la luz reflejada por el objeto que se desea holografiar sobre una base sensible. Gracias al uso de la reflexión de la luz, el cerebro puede visualizar el objeto en su forma tridimensional.
¿Cómo funciona un holograma?
La holografía o visión gráfica es una técnica avanzada de la óptica, que usa la luz mediante dispositivos láser, para generar imágenes que parezcan reales.
La imagen holográfica se genera en primer lugar con la grabación o creación en una placa fotográfica de aquello que se va a representar, que puede ser un objeto o una persona. Después, a partir de la segmentación de un rayo láser en dos rayos separados, empleando una pirámide de espejos en diferentes posiciones. De este modo, se produce un haz de reflexión lumínica y un haz de objeto dirigidos en diversos ángulos.
El rayo de luz se forma primero fuera del objeto que establecerá la holografía y, por último, sobre la base final o placa holográfica. Asimismo, a medida que los rayos lumínicos se unen, se van diseñando las imágenes en 3D. Gracias a innovaciones como la realidad aumentada, los hologramas han evolucionado y multiplicado sus ámbitos de aplicación, y han pasado de ser herramientas útiles para la certificación y seguridad, como su uso en tarjetas bancarias, ya que no se pueden falsificar, a otras aplicaciones más evolucionadas que van desde la sanidad hasta la moda.
¿Para qué sirve un holograma?
Hay distintos tipos de hologramas, pudiendo ser principalmente estáticos o animados. Gracias a su versatilidad, han ganado peso en sectores como el comercial gracias al enorme impacto visual que generan.
En otros ámbitos como el de la sanidad también son una herramienta útil, ya que gracias a los hologramas en 3D, los profesionales sanitarios pueden analizar y valorar diagnósticos clínicos sin poner en riesgo a los pacientes.
En el ámbito de la educación sucede lo mismo, estas imágenes de gran impacto ayudan a captar la atención del alumnado permitiéndole conocer de manera más efectiva un amplio número de materias. Sin olvidar el mundo del entretenimiento.
Implantar nuevas tecnologías como la holografía implica un posicionamiento competitivo, mejora la imagen de marca y aporta valor. Esta técnica aumenta el recuerdo de experiencia al usuario, una forma eficaz de satisfacer a los clientes y conseguir mayores ingresos.
Además, su uso es sencillo ya que los hologramas en 3D no necesariamente dependen de la utilización de gafas de realidad aumentada e, incluso, con la suma de otras tecnologías como la Inteligencia Artificial, es posible llegar a tener experiencias mucho más desarrolladas como la telepresencia holográfica.
Esta última permite, gracias al uso de dispositivos como gafas de realidad aumentada, tener reuniones en remoto que parezcan reales, aunque cada participante esté a miles de kilómetros.
¿Cómo hacer un holograma?
Para hacer una holografía, no es necesario ser experto en tecnologías; miles de aficionados logran ejecutar esta ilusión óptica cada día. Son necesarios algunos materiales holográficos básicos y elementales, como placas de películas holográficas, puntero láser con luz roja, kit de procesamiento holográfico y gafas de seguridad.
Primero se escoge el objeto que se desea holografiar. Debe ser sólido y brillante para que la luz sea captada de forma correcta. Para ejecutar la holografía la sala tiene que ser oscura o, en su defecto, con iluminación tenue. También es importante escoger una base sólida y firme en la que apoyar el objeto.
Después es necesario instalar el puntero láser sobre una superficie fuerte y evitar que se mueva. El puntero se tiene que situar a una distancia de 30 a 60 cm del objeto, es importante ajustar el rayo rojo hasta que apunte directamente al objeto e ilumine tanto como sea posible.
Tras ubicar el puntero llega el momento de captar la imagen, y para ello se debe bloquear el rayo láser de manera temporal con otro objeto sólido, como un libro. A continuación, se apoya la placa de película holográfica contra este objeto duro, y se levanta el bloqueo entre 2,5 y 5 cm de la base durante aproximadamente 10 segundos. Es fundamental desplazar el cerco pausadamente para evitar las vibraciones de la base o los ruidos repentinos causados por el roce.
Por último, para conseguir la ilusión óptica hay que mezclar las sustancias del kit de procesamiento holográfico y sumergir la holografía en la solución reveladora según el tiempo indicado en el kit. El proceso termina con el secado de la placa holográfica y su exposición a la luz directamente para inspeccionar la holografía al completo.