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Hacia un Gobernanza Global: avances de la Regulación de la IA en Europa

Los últimos avances en la regulación de la IA en Europa marcan un hito importante en la gobernanza de esta tecnología. Es fundamental desarrollar políticas públicas y regulaciones que promuevan el desarrollo responsable de la IA y la protección de los derechos humanos en todo el mundo mediante la colaboración y el diálogo internacional.

Hacia una gobernanza global - avances de la regulación de la IA en Europa

Tiempo de lectura: 8 min

Los últimos hitos en la regulación de la Inteligencia Artificial (IA) en el Consejo de Europa (CdE) y la UE marcan una nueva etapa de la gobernanza de la IA. Estos avances reflejan la visión europea sobre cómo adoptar un enfoque ético, garantizar los derechos humanos y la transparencia en el desarrollo y despliegue de la IA, sentando las bases para una gobernanza responsable y global de esta tecnología emergente.

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El primer Tratado internacional sobre Inteligencia Artificial y Derechos Humanos

Este tratado, el primero en su género, garantizará que el auge de la Inteligencia Artificial respete las normas jurídicas del Consejo de Europa en materia de derechos humanos, democracia y Estado de Derecho. Su finalización es un logro extraordinario

El pasado 14 de marzo, el Comité de Inteligencia Artificial (CAI) del CdE finalizó la elaboración de la Convención sobre Inteligencia Artificial, Derechos Humanos, Democracia y Estado de Derecho. Aunque finalmente el texto acordado no será vinculante para el sector privado, se exigirá a los gobiernos que evalúen los eventuales riesgos derivados del uso de la IA por parte de las empresas. Así, en el último borrador, se deja en gran medida a los países la tarea de abordar cómo se asegurarán de que el sector privado cumpla el tratado.

El proyecto de texto acordado excluye asimismo a los sistemas de IA desarrollados o utilizados para actividades consideradas dentro del ámbito de la seguridad nacional o actividades de investigación. Sin embargo, estos sistemas deberán incluir las medidas necesarias para garantizar el cumplimiento del derecho internacional.

Tras su adopción por el Comité de Ministros del CdE en las próximas semanas, países de todo el mundo podrán adherirse a él y cumplir con los altos estándares éticos que establece.

Un modelo de colaboración precursor en el ámbito internacional

Es importante aplaudir la visión, la apertura y la inclusividad del CdE a lo largo de todo el proceso de elaboración de la Convención. Así, hay que destacar que este tratado internacional, es fruto de un marco de colaboración en el que han contribuido como observadores Estados no miembros del CdE (EE. UU. Japón, Canadá entre otros), sobre la base de unos valores y objetivos compartidos. Esta colaboración no siempre ha resultado sencilla, pero sin duda ha sido crucial. La Convención logra el equilibrio normativo adecuado precisamente porque se ha beneficiado de las aportaciones de los gobiernos y los expertos, así como de la industria y la sociedad civil.

La Convención será sin duda un instrumento global, abierto al mundo, en coherencia con los principios y códigos de conducta adoptados en otros organismos (OCDE, UNESCO) y procesos internacionales (Hiroshima process), y se alinea con la ley de IA de la UE.

Trazando el futuro de la Inteligencia Artificial en la UE

Mientras tanto, en la Unión Europea, el Parlamento Europeo aprobó oficialmente la propuesta de Ley sobre Inteligencia Artificial el 13 de marzo. Su aprobación final por el Consejo está prevista para el mes de abril. Este acto legislativo representa un esfuerzo pionero a escala mundial, establece un marco de obligaciones basado en riesgos e impacto para garantizar la seguridad, derechos fundamentales y sostenibilidad de los sistemas de IA en la UE. Prohíbe aplicaciones específicas como la categorización biométrica y el reconocimiento de emociones en el trabajo. Permite el uso de sistemas de identificación biométrica a distancia en espacios públicos con fines policiales, bajo autorización judicial y restricciones. Los modelos de «IA de uso general» estarán sujetos a obligaciones y supervisión rigurosas.

Al ser la primera jurisdicción en promulgar una legislación específica sobre IA, la UE se posiciona como líder en la gobernanza responsable de esta tecnología. Las empresas de telecomunicaciones deben adaptarse a esta nueva regulación, adoptando una cultura de despliegue ético de la IA y preparándose para futuras legislaciones adicionales tras las elecciones de la UE en junio. La adaptación estratégica y la garantía de un despliegue ético de la IA se convierten en prioridades estratégicas para las empresas del sector.

La autorregulación en la gobernanza de la IA: el modelo de Telefónica como referente

En este contexto, la autorregulación en materia de Inteligencia Artificial (IA) desempeña un papel crucial ya que los tiempos institucionales no se acoplan a los de la innovación. Las entidades públicas y privadas tienen la responsabilidad de establecer estándares internos y procesos de supervisión para garantizar que los sistemas de IA se diseñen y desplieguen de manera ética, respetando los derechos humanos y evitando daños potenciales. La autorregulación permite una mayor flexibilidad y adaptabilidad a medida que la tecnología avanza, permitiendo a las organizaciones mantenerse al día con los últimos desarrollos y desafíos éticos en el campo de la IA.

Telefónica ya en diciembre del 2023 estableció un modelo de gobernanza para la Inteligencia Artificial acorde con los cambios regulatorios europeos y arraigado en principios éticos desde 2018 y evaluaciones de confiabilidad. Destacando la implicación empresarial, coordinación funcional y orientación a riesgos, este modelo se perfila como clave para los avances tecnológicos de la compañía, mientras que la IA se vislumbra como una oportunidad para el bienestar, crecimiento económico e impacto social positivo.

Aunque la aprobación de la Ley de IA representa un paso importante, también se inicia una fase de aplicación que estará llena de matices dado que la complejidad de algunos mandatos legislativos debería conducir a un diálogo permanente entre el sector público y privado, especialmente en el establecimiento de los estándares. Además, ya se ha anticipado la posibilidad de legislación adicional sobre IA tras las elecciones de la UE de junio, subrayando el compromiso de perfeccionar y ampliar continuamente el panorama normativo en torno a las tecnologías de IA.

Colaboración y diálogo internacional como modelo para abordar los desafíos de la IA

En un mundo cada vez más interconectado y dependiente de la tecnología, es fundamental que abordemos los desafíos de la IA a nivel global. La Convención de IA del Consejo de Europa y la Ley de IA de la UE representan pasos significativos hacia una regulación más sólida y ética de esta tecnología en Europa. Sin embargo, para maximizar su impacto y garantizar una aplicación efectiva, es crucial que estas iniciativas no se queden limitadas a las fronteras europeas.

Es imperativo que busquemos propuestas globales que trasciendan las barreras geográficas y culturales. Los principios y códigos de conducta establecidos por organismos internacionales como la OCDE, la UNESCO, y el proceso de Hiroshima son pasos importantes en esta dirección. Debemos trabajar juntos para desarrollar normas y estándares éticos que guíen el desarrollo y uso de la IA en todo el mundo, asegurando que esta tecnología se utilice para el beneficio de la humanidad y en pleno respeto de los derechos fundamentales.

En este sentido, los gobiernos deben seguir colaborando con la industria, la academia y la sociedad civil para desarrollar políticas y regulaciones que promuevan el desarrollo y uso responsables de la IA. Esto puede incluir la creación de comités de ética y asesoramiento en IA, la implementación de estándares de transparencia y rendición de cuentas, y la promoción de la educación y la alfabetización digital para capacitar a las personas para que comprendan y participen en el debate sobre la regulación de la IA.

Solo a través de la colaboración y el diálogo internacional podremos abordar los desafíos éticos, sociales y regulatorios que plantea la IA de manera efectiva y equitativa. Ahora más que nunca, es el momento de unir fuerzas y trabajar hacia una regulación global de la IA que promueva la innovación responsable y proteja los intereses de todas las personas en todo el mundo.


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