A niños, adolescentes y jóvenes se les ha llamado nativos digitales. Es un término que está muy bien. Aclara mucho las cosas, sobre todo cuando se utiliza el contra-término, el de inmigrantes digitales. Se trata de conceptos que pretenden ilustrar sobre el modo de proceder y la manera en que unos u otros nos situamos ante las TIC y nuestro tiempo vital, nuestra manera de estar en la vida. Pero tampoco debe dejarnos tranquilos el término o los términos en cuestión. Ellos, los pequeños, nacen en la era digital, sí. Hasta ahí de acuerdo. Pero adquieren los conocimientos, y éstos, claro, son fruto del aprendizaje. Es decir, de los procesos, formales e informales que el mundo adulto pone a su disposición, a su alcance, más o menos ordenadamente, más o menos conscientemente. Por tanto, no es solo cuestión de nacer en sino de hacer con. Y en este proceso, por supuesto, tenemos mucho que decir y hacer. Y hemos dicho mucho, pero hecho poco. O lo hecho no ha sido suficiente, o no ha acertado con los objetivos… O con el mensaje.
Hace tres años el Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid editó la publicación “Guía de recursos para centros educativos en casos de ciberbullying”. La irrupción de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación en el contexto de las relaciones sociales y de convivencia de nuestros adolescentes alcanzaba por aquel entonces una dimensión de gran relevancia en el debate social sobre las condiciones en que niños y adolescentes accedían a los formatos de socialización y relación en el mundo digital.
Tres años y medio después han acontecido muchas cosas. Y era necesario actualizar contenidos, datos, referencias, ideas, argumentos. Y proyectos. El texto editado por el Colegio Oficial de P Psicólogos de Madrid con la inestimable colaboración de la Fundación A3Media, Guía de ciberbullying, prevenir y actuar, se nutre, sin duda alguna, de muchos de los contenidos y materiales aportados en la edición citada, actualizada y renovada en función de las novedades y cambios que han ido produciéndose en estos años, si bien pretende situar su propósito esencial en principios generales que ahondan en una visión más extensa del fenómeno objeto de reflexión. Y, sin perder de vista la necesidad de revisar, analizar y profundizar sobre situaciones de conflicto en el complejo mundo de las relaciones digitales, pretende enfocar la temática en el contexto de la reflexión de la idea y práctica de la ciudadanía digital, de la ética de las relaciones sociales en contextos virtuales.
El texto, en síntesis, aborda en sus diferentes capítulos aclaraciones terminológicas esenciales; introduce, asimismo, una reflexión sobre la necesidad de educar en alfabetización digital a los escolares más pequeños en nuestras escuelas, prevenir desde el conocimiento, no desde el miedo o la reticencia ante el riesgo. Concreta, también, una propuesta amplia de acciones didácticas a desarrollar por los centros educativos, pautas para la intervención, recursos y referencias novedosas de gran interés, así como referencias jurídicas de especial relevancia para la adecuada lectura e interpretación de responsabilidades y posibilidades de acción en los centros educativos.
Además de lo expresado, incorpora el presente texto una novedad singular. Hacemos referencia al trabajo, en pleno proceso de desarrollo en un creciente número de centros educativos en la zona sur de Madrid, configurado en torno a la idea de la formación y capacitación de alumnado ayudante en TIC para la implementación de programas de sensibilización, información y formación de grupos de alumnado de menor edad, con especial significación a los alumnos y alumnas del tercer ciclo de educación primaria. El Proyecto, definido como Proyecto de Alumnos Ayudantes en TIC[1], asienta su filosofía y proyección en el modelo de Aprendizaje-Servicio (ApS), una metodología de trabajo que combina en esencia el aprendizaje de conocimientos, habilidades, actitudes y valores con el compromiso social.