«¿Qué avances tecnológicos crees que tendrán mayor impacto en el sector de las comunicaciones electrónicas en los próximos 10 años?». Esta fue la primera pregunta que la Comisión Europea formuló recientemente al público en el marco de una consulta que pretende evaluar la necesidad de adoptar medidas reguladoras para que la infraestructura europea de internet esté preparada para el futuro.
Esta pregunta no estaba formulada en condicional, y con razón. Es innegable que, en los próximos años, las tecnologías digitales y la conectividad se convertirán en un pilar cada vez más importante para nuestras sociedades y economías. EL 5G, el Internet de los objetos (IoT) y la computación de borde (edge) ya han empezado a dar forma a nuestra Década Digital, y seguirán haciéndolo. La Unión Europea se encuentra en un momento de «liderar o perder», y nuestra ambición estratégica debe ser liderar el futuro de la conectividad: debemos mantenernos a la vanguardia en el despliegue de 5G y FTTH, el liderazgo en nuevas tecnologías en la nube, la inclusión digital y la doble transición verde-digital.
Actualmente, el desequilibrio del mercado bloquea la asociación simbiótica entre operadores de telecomunicaciones y proveedores de contenidos
El hecho es que hoy no estamos donde deberíamos estar. La falta de inversión en redes y servicios de telecomunicaciones europeos ha provocado un déficit de 174.000 millones de euros para alcanzar los objetivos de la Década Digital de la UE. Cerrar esta brecha es crucial, pero los operadores de telecomunicaciones y los consumidores no podrán seguir soportando esta carga por sí solos, considerando el descenso o estancamiento general de los ingresos del sector, los rendimientos por debajo del coste del capital, las débiles valoraciones del mercado y los altos niveles de deuda.
Este punto muerto entre operadores de telecomunicaciones y proveedores de contenidos -socios históricamente simbióticos – afecta negativamente a todas las partes implicadas, incluidos los consumidores. Es crucial encontrar una solución que desbloquee esta relación, por lo demás beneficiosa, por lo que Telefónica ha puesto a disposición sus puntos de vista y ha respondido a la consulta pública de la Comisión para ayudar a encontrar la solución adecuada.
Telefónica aporta antecedentes sobre el contexto financiero de los operadores europeos de telecomunicaciones
Además de responder al cuestionario de la Comisión, Telefónica ha proporcionado más contexto relevante para evaluar la necesidad de una intervención reguladora en un anexo. Por ejemplo, Telefónica demuestra que la disminución de los ingresos de los operadores de telecomunicaciones europeos, el rendimiento de las inversiones y el deterioro general de su situación financiera están afectando a la capacidad del sector para realizar las inversiones requeridas por los objetivos de la Década Digital de la UE.
La tendencia disociada entre la evolución del tráfico de datos y los ingresos de las telecomunicaciones muestra el reto de la industria de las telecomunicaciones para monetizar las nuevas inversiones necesarias para hacer frente a la creciente demanda. Mientras que el tráfico de datos está creciendo rápidamente (CAGR del 35% en 2011-2022 y por encima del 50% para los datos móviles), los ingresos de los operadores están disminuyendo (a una CAGR del -3%). Casi un tercio de los ingresos del mercado europeo de las telecomunicaciones se ha destruido desde 2011. Los ingresos medios por usuario (ARPU) en Europa serán aproximadamente la mitad de los ARPU en EE.UU. en 2021, tanto en banda ancha fija (21,8 euros frente a 50,6 euros en EEUU) como en móvil (14,71 euros frente a 37,37 euros en EEUU). El sector europeo de las telecomunicaciones está sufriendo, con una cuota cada vez menor en el mercado mundial de ingresos del sector, casi un 6% menos que hace una década. Esta situación no es sostenible.
Posibles soluciones para hacer frente a un claro fallo del mercado con una intervención reguladora mínima
En el centro del debate actual sobre las contribuciones de los Grandes Generadores de Tráfico (LTGs, por sus siglas en inglés) a los operadores de telecomunicaciones en respuesta a esta creciente demanda de tráfico de datos está la cuestión fundamental de la existencia o ausencia de un fallo de mercado. Para llegar al fondo de esta cuestión, Telefónica encargó a la consultora económica Compass Lexecon que analizara el statu quo de las inversiones en infraestructuras de Internet. Los autores descubrieron que ha surgido un problema estructural que impide a los operadores de telecomunicaciones europeos negociar con los LTGs sus contribuciones a las inversiones en infraestructuras. Esto no sólo perjudica a los operadores de telecomunicaciones. El actual desequilibrio del mercado también perjudica a los LTGs, ya que la limitada capacidad de la red acaba limitando los abonados a sus servicios. El estudio sugiere una intervención reguladora en forma de negociaciones bilaterales obligatorias con los operadores de telecomunicaciones para reequilibrar el mercado. Esto ayudaría a garantizar el bienestar sostenible de todas las partes implicadas, incluidos los consumidores.
Por qué Europa no debe copiar el Fondo de Servicio Universal de EE.UU. y por qué Fair Share no toca la neutralidad de la red
En el anexo, Telefónica también arroja más luz sobre por qué una solución como Fair Share convendría más a Europa – y decididamente mejor que copiar el Fondo de Servicio Universal estadounidense. Puede tener sentido que los LTGs paguen a un fondo que existe desde 1934, como ocurre en EEUU. Sin embargo, supondría una fuerte intervención reguladora y un esfuerzo considerable crear un fondo similar desde cero a nivel europeo y definir normas entre todos los Estados miembros sobre quién debe contribuir y beneficiarse. La iniciativa Fair Share propuesta representa una carga normativa mucho menor y permitiría soluciones específicas para cada situación.
Otro punto de inflexión del debate ha girado en torno a los temores de que una contribución de los LTG a los operadores de telecomunicaciones amenace la Neutralidad de la Red. En el anexo, Telefónica detalla cómo ambas cosas no están relacionadas y cómo la afirmación de que una contribución de los LTGs a los operadores de telecomunicaciones pondría en peligro los principios de la Neutralidad de la Red carece de base jurídica o fáctica. En este contexto, un ejemplo destacado, pero a menudo malinterpretado, es el de Corea del Sur. Telefónica arroja algo de luz sobre lo que ocurrió y no ocurrió en este caso, y por qué no es un obstáculo para que el Fair Share se aplique con éxito.
Por último, el anexo de Telefónica contiene información más detallada sobre cómo es la propuesta de Fair Share. Esta propuesta cuenta con el apoyo del sector europeo de telecomunicaciones a través de las asociaciones GSMA y ETNO. Se trata de una solución sencilla basada en la obligación reglamentaria de acordar las condiciones de pago con el arbitraje como mecanismo de último recurso para garantizar la resolución de los acuerdos comerciales. En caso de litigio, se propone un proceso de arbitraje eficaz basado en el «Arbitraje de Oferta Final». El ámbito de aplicación se limita a los LTGs, sobre la base de un umbral acordado, y podrían aplicarse medidas de transparencia y rendición de cuentas para garantizar que los pagos de los OTT contribuyan efectivamente a un despliegue rápido y más amplio de las redes de muy alta capacidad.
Tanto con sus respuestas a la consulta como con el anexo, Telefónica espera aportar ideas útiles a la Comisión y apoyar el desarrollo de una solución justa y viable que garantice la preparación de Europa para el futuro digital.