El año pasado realizamos una publicación acerca de la nueva apuesta de la Unión Europea por la financiación verde; la Taxonomía. Explicamos el funcionamiento de esta regulación, así como la incertidumbre que presentaba para la consideración del despliegue de redes de última generación como una actividad elegible. A lo largo de este tiempo la situación ha cambiado.
La Draft Notice sobre la interpretación e implementación de la Taxonomía que publicó la Comisión Europea aclaró que las redes de telecomunicaciones como tal no están incluidas como actividad en el ámbito actual del Acto Delegado sobre el Clima, sino aspectos concretos como el uso de infraestructura de conectividad para la comunicación entre dispositivos o actualización de la infraestructura para apoyar las necesidades de conectividad de la solución digital. Por tanto, lo que era una incertidumbre sobre la posible inclusión de las redes, ha pasado a ser una confirmación de su exclusión de la Taxonomía en su configuración actual.
Ante este escenario, queremos poner en valor el papel de las redes en la descarbonización, así como la trayectoria de Telefónica en financiación verde a lo largo de los años.
Una descarbonización habilitada por la infraestructura de telecomunicaciones
Pese a que el tráfico de datos que circula por la red ha aumentado en un factor de ocho, Telefónica ha logrado reducir su consumo energético un 8,6%, comparado con 2015. Esto ha sido posible a la actualización continua de la infraestructura de telecomunicaciones.
Por una parte, el despliegue redes de nueva generación es más eficiente en términos energéticos. La red móvil 5G es hasta un 90% más eficiente que la anterior generación, mientras que, en las redes fijas, la fibra óptica es hasta 85% más eficiente que al cobre. En paralelo, se promueve el apagado de redes legacy más ineficientes. Por ejemplo, Telefónica ha clausurado más de 5,000 centrales de cobre antes de 2024 y prevé el cierre de las más de 3,000 restantes para final de año.
Por otra parte, se trabaja en la modernización de su equipo. No solo se renueva el equipo integrando innovaciones tecnológicas más eficientes en infraestructuras eléctricas y de climatización, también se hace uso de sistemas Power Saving Features (PSF) para optimizar el consumo energético durante los periodos de bajo tráfico. Por ejemplo, los PSF que ha implementado Telefónica ha permitido reducir el consumo de energía hasta en un 30% en estos horarios de baja demanda, sin comprometer la calidad del servicio.
Finalmente, Telefónica no solo impulsa la sostenibilidad en su infraestructura de telecomunicaciones, sino también en otros sectores gracias a las soluciones digitales y de conectividad que ofrece. En 2023, la compañía contribuyó a que sus clientes evitaran la emisión de 86,1 millones de toneladas de CO2. Estas soluciones cuentan con el sello Eco Smart, verificado por AENOR, que garantiza su aporte al ahorro de energía, agua, emisiones de CO2 y la promoción de la economía circular.
Telefónica como pionero de la financiación verde en el sector de telecomunicaciones
Desde hace varios años, Telefónica trabaja activamente para integrar los criterios ESG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza) en su modelo de financiación. En noviembre de 2018, la compañía lanzó su primer marco de financiación sostenible, el cual fue actualizado en enero de 2021 con la validación de Sustainalytics, un tercero independiente. Este marco está alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y con los Principios de Bonos Verdes, Sociales y Sostenibles establecidos por la Asociación Internacional de Mercados de Capitales.
Desde la emisión de su primer bono verde en enero de 2019 y su primer bono híbrido verde en enero de 2020, Telefónica ha emitido 2.850 millones de euros en bonos verdes y 4.750 millones de euros en bonos híbridos. Los fondos obtenidos mediante este marco se han destinado a tres tipos de proyectos: la transformación y modernización de redes de telecomunicaciones, tanto fijas como móviles, con el objetivo de mejorar su eficiencia energética; la implementación del Plan de Energía Renovable de Telefónica y el desarrollo de productos y servicios digitales diseñados para fomentar el ahorro energético y de recursos naturales. Estos proyectos representan palancas clave para incrementar la eficiencia operativa y reducir la huella de carbono de la compañía y de sus clientes.
Telefónica tiene el compromiso de que para 2026, aproximadamente el 40% de su financiación total esté vinculada a criterios ESG, reforzando su objetivo de alinear la sostenibilidad ambiental con la financiera.
El papel de la Taxonomía para acelerar el despliegue de redes de última generación eficientes
Aproximadamente, Europa cuenta con una cobertura del 80% en redes 5G y del 63% en fibra óptica. Para aprovechar plenamente el potencial descarbonizador de las redes de última generación, es crucial trabajar para alcanzar una cobertura del 100%. Sin embargo, los operadores de telecomunicaciones enfrentan una brecha de inversión de hasta 200.000 millones de euros para lograr este objetivo.
En este contexto, la financiación verde se posiciona como una herramienta clave. Considerando que la Regulación de Taxonomía busca establecerse como un nuevo estándar para la financiación verde, es crucial que reconozca el papel descarbonizador de las redes de última generación más eficientes. De lo contrario, se ralentizaría el despliegue, afectando tanto a los objetivos de neutralidad climática como a los digitales.
En nuestra próxima publicación, compartiremos la propuesta de Telefónica para incluir el despliegue de redes de nueva generación en el próximo Acto Delegado de la Taxonomía como parte de nuestra contribución a la consulta de la Comisión Europea.