Qué es un elevator pitch
En el mundo del emprendimiento, el elevator pitch (o presentación de ascensor) es un breve discurso, de entre 30 segundos y dos minutos, con el que los emprendedores tienen que tratar de convencer a los inversores de las ventajas de participar en la startup que se está presentando.
Hay que partir de la base de que no por tratarse de una presentación con un tiempo escaso y acotado tiene que hacerse de manera acelerada o atolondrada.
Al contrario, debemos considerarla como una escueta carta de presentación en la que afianzar claramente los siguientes cuatro puntos clave:
- Quién eres. Poner en valor tu experiencia profesional previa que, en la medida de lo posible, resultará más convincente para alcanzar el objetivo final de la exposición si está vinculada con el producto, servicio o proyecto a presentar.
- Cuál es la idea. Precisamente exponer el proyecto, producto o servicio del que hablábamos anteriormente, con las premisas de saber a qué público va a ir dirigido y qué necesidades de mercado va a intentar satisfacer.
- Diferencia con la competencia. La mejor manera de captar la atención es dejar claro cuál es el aliciente del proyecto y cuáles son los motivos por los que tiene sentido invertir en él y no en otros que pueda haber similares. Es decir, resaltar la propuesta de valor. Por ejemplo, una buena estrategia en redes sociales puede ser un elemento diferenciador.
- Cómo desarrollar el proyecto. Aunque pudiéramos encontrarnos ante una brillantísima idea, si no existe (o no se atisba) la posibilidad de hacerla rentable resulta complicado pensar que nadie desee invertir en ella.
Claves para hacerlo con garantías
Con la premisa que ya hemos comentado anteriormente de que contamos con un espacio de tiempo muy marcado y no especialmente largo, debemos tener en la cabeza la idea de realizar una exposición directa, breve y con contundencia.
A continuación, exponemos una serie de consejos con los que ayudar a desarrollar con garantías el elevator pitch:
- Prepara un guion con la información esencial y sucinta tanto sobre ti (como hemos visto en el apartado anterior) como sobre la idea, lo que la hace diferencial y la propuesta de desarrollo de la misma. En esta fase también es interesante tener previstas las respuestas a las posibles preguntas que puedan realizar los potenciales inversores posteriormente.
- Al igual que con cualquier otra presentación, ensaya el discurso tantas veces como sea necesario para sentirte cómodo con él a la hora de exponerlo ante los inversores. Para pulirlo, podemos hacer pruebas ante nuestro entorno con el objetivo de detectar posibilidades de mejora; o incluso grabarnos a nosotros mismos y escucharnos para localizar esos puntos débiles que se puedan corregir.
- La imagen que se transmite es importante, desde una perspectiva meramente estética (como la vestimenta, etcétera) hasta la entonación y los gestos. Tanto en esta situación como a la hora de preparar el texto puede resultar de interés estudiar a la audiencia y conocer sus preferencias e intentar, siempre que sea posible y no quede excesivamente forzado, orientar de alguna manera el discurso.
- Al ser una exposición breve, no despilfarres segundos dando información innecesaria o que no sea estrictamente imprescindible. Aportar datos superfluos repercute negativamente por dos razones: dispersa el interés de los inversores y además elimina tiempo en el que añadir información relevante.
- Genera interés en los potenciales inversores despertando su curiosidad con las virtudes del proyecto. Hacia el final de la presentación, realizar una alusión directa a los interpelados o incluso una pregunta concreta y dirigida puede ser una buena manera para también llamar la atención de la audiencia.
Conclusión
Así pues, tener claros los puntos clave que hay que exponer en el elevator pitch (presentarse, explicar cuál es la idea, exponer qué la puede diferenciar de la competencia y analizar cómo desarrollarla) y saber de qué manera estructurar ese discurso pueden ser cuestiones diferenciales que nos ayuden a que nuestra idea consiga la inversión que necesitamos para llevarla a cabo.