Enrique Medina, Chief Policy Officer de Telefónica, participa en la discusión sobre “El papel de la tecnología en la consecución de los nuevos objetivos políticos de Europa”, en el marco del evento “El estado de las comunicaciones digitales 2020”, organizado por ETNO.
“La tecnología es una fuerza para el bien social y debería desempeñar un papel fundamental en la consecución de los objetivos políticos de Europa para los próximos años. Sin embargo, si el desarrollo de la tecnología no se orienta de la forma adecuada, puede convertirse en un desafío para la democracia y para nuestro modelo económico y social”.
Europa cuenta con una serie activos muy relevantes que van a ser cruciales para el desarrollo de nuestra sociedad y economía en los próximos años. Compartimos un conjunto de valores europeos y una Carta de Derechos Fundamentales que nos protegen y nos avalan. Tenemos un estado de bienestar que va a ser esencial para la transición a una sociedad digital completa garantizando que nadie se quede atrás. Somos una de las plataformas industriales más fuertes del mundo o, citando al Comisario Breton, «el mayor mercado industrial del mundo” y un mercado único que debemos proteger y mejorar. Y, por supuesto, seguimos teniendo algunos de los operadores de telecomunicaciones más fuertes del mundo, aunque debilitados por un marco reglamentario demasiado intrusivo y por más de una década de disminución de los ingresos.
The role of #tech in delivering 🇪🇺’s new political goals is now being discussed by @TelenorResearch, @TefOnIssues, @VodafoneGroup, @AmazonNewsEU and @AnalysysMason, moderated by @FMR_Brussels #StateofDigi pic.twitter.com/O4gTlYN0z3
— ETNOAssociation (@ETNOAssociation) January 28, 2020
Para responder con éxito a los desafíos digitales que enfrentaremos en los próximos años, no podemos dejar que el sector de las telecomunicaciones pierda relevancia. Representamos el 5% del PIB de la UE y somos un activo fundamental para ofrecer conectividad, una condición indispensable para que la digitalización alcance su pleno potencial en beneficio de los ciudadanos y la sociedad de la UE.
Para que esto no suceda, necesitamos una política industrial que permita a las empresas de telecomunicaciones europeas ganar escala, a través de la consolidación del mercado o asociarse en modelos de compartición de redes. Gracias al pilar básico de la conectividad con redes de banda ultra ancha basadas en fibra y 5G, podríamos apoyar el desarrollo en Europa de capacidades en Inteligencia Artificial, computación en nube y super computación. Esta nueva política industrial también debería incluir un apoyo masivo a la I+D para potenciar la soberanía tecnológica de la UE.
De izquierda a derecha: Reinald Kruger (Vodafone), Enrique Medina (Telefónica) y Rupert Wood (Analysys Mason)
La transición a una economía digital, sostenible y climáticamente neutra requerirá un enfoque regulatorio inteligente de la UE, basado en el Mercado Único, para hacer cumplir con las dos prioridades fundamentales de la Comisión: hacer que «Europa sea apta para la Era Digital» y cumplir con el «Acuerdo Verde Europeo (Green Deal)». Alinear las agendas digital y climática es una necesidad que favorece una digitalización más amplia de la economía para impulsar la transformación que deben emprender muchos sectores.
Sin embargo, es difícil cumplir con estos compromisos cuando el ritmo regulatorio y burocrático lo impiden. A modo de ejemplo, Telefónica está haciendo frente a tiempo de espera de hasta 6 años para poder implementar el apagado de la red de cobre en España. Sabemos que una central de fibra da servicio al equivalente de 4 centrales de cobre, por lo que estos retrasos nos obligan a seguir utilizando una tecnología obsoleta y mucho menos eficiente energéticamente de forma innecesaria.
En este nuevo ecosistema digital, también es esencial adaptar la aplicación del derecho de la competencia a las nuevas características de los mercados digitales. Las empresas europeas deben ser competitivas, no solo en el ámbito nacional, sino también a nivel global. En este sentido, es necesario un enfoque holístico de la definición y el análisis de los mercados, teniendo en cuenta la convergencia de las tecnologías y los servicios, así como el carácter conglomerado de los ecosistemas de la plataforma, que facilita el aprovechamiento de insumos clave, como los datos, para extender el poder de mercado a otros mercados.
Las empresas menos competitivas obtienen menos beneficios, invierten menos, innovan menos, crean menos puestos de trabajo, recompensan menos a los accionistas y, en última instancia, contribuyen en menor medida al pago de impuestos.
De izquierda a derecha: Bjørn Taale (Telenor), Eirini Zafeiratou (Amazon), Reinald Kruger (Vodafone), Enrique Medina (Telefónica) y Rupert Wood (Analysys Mason)
Es fundamental entender y reconsiderar la dinámica del nuevo ecosistema digital para fomentar un nuevo equilibrio global que promueva un enfoque justo para las empresas de la UE: promoviendo como principio fundamental que los servicios que son equivalentes deben estar sujetos a las mismas normas (igualdad de condiciones en la protección de los consumidores, impuestos, reglamentos) y reconociendo el valor económico y competitivo de los datos.
En esta línea, pueden ser necesarias nuevas obligaciones regulatorias ex ante cuando el derecho de la competencia no haya demostrado ser suficiente para evitar la exclusión de los competidores y para asegurar que no se forman cuellos de botella que perpetúen la monopolización de la innovación futura.
Estamos en un momento decisivo para Europa, donde nos enfrentamos a la mayor oportunidad de renovar nuestras políticas e instituciones sociales, económicas y democráticas para adecuarlas a la era digital. Entendemos que la tecnología ya está aquí, por lo que es la hora de elegir cuáles son los valores y principios que queremos que la rijan. Nuestra propuesta es clara: situar a las personas en el centro y en el origen las decisiones que se tomen para alcanzar una digitalización sostenible.