Era algo previsible que ocurriera con el tiempo, pero la pandemia lo ha acelerado. El pago por métodos digitales está apartando al dinero en efectivo de nuestro día a día. Una tendencia que obliga a empezar a pensar si a medio plazo lo sustituirá completamente.
A pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya expresó que el riesgo de infectarse del Covid-19 es muy bajo a través de los billetes y monedas, el uso de dinero en efectivo ha tenido un claro retroceso.
Distintos estudios recogidos en el informe Sociedad Digital en España 2020-2021 de la Fundación Telefónica así lo ratifican. Según el banco N26, la retirada de efectivo de los cajeros descendió en marzo de 2020 en España un 68 %.
Otro dato que habla por sí mismo de la situación creada tras el inicio de la pandemia fue que el pago con tarjeta. En abril de 2020 se incrementó un 42,9 % en los supermercados respecto del mismo mes de 2019, según datos aportados por CaixaBank.
Este auge del dinero digital también tiene su traslado al uso de Internet para las gestiones bancarias. En la encuesta anual del INE sobre el uso de la tecnología en 2020, se muestra un incremento de 7,2 puntos en el porcentaje de individuos entre 16 y 74 años que han realizado alguna operación bancaria a través de internet, que llegó al 62,1 %.
Pago electrónico
Pero, donde más se ha notado esta aceleración hacia la digitalización, es en los pagos electrónicos. Aunque era una tendencia creciente desde hace tiempo, en 2020 se produjo un incremento que parece que ya no va a tener freno.
Prueba de ello, es la continua reducción en el número de cajeros automáticos, también provocado por el aumento en el número de terminales de punto de venta (TPV).
De nuevo, las cifras que aporta el informe Sociedad Digital en España 2020-2021 son las que mejor ilustran esta tendencia. En el segundo trimestre de 2020 se alcanzaron por primera vez los 2 millones de TPV en España (+ 6%).
De hecho, la retirada de efectivo no se ha recuperado después del confinamiento. En el segundo trimestre de 2020 se redujo en un 51,8% respecto al mismo periodo del año anterior y en el tercer trimestre la caída era aún clara de un 26,4%.
Lo contrario que las operaciones mediante TPV que, aunque durante el confinamiento se redujeron un 16,3% respecto a 2019, en los siguientes tres meses, creció en la misma proporción.
Las fintech, se consolidan
Este cambio de conducta abre nuevos nichos de negocio, no sólo para las entidades bancarias, sino para las nuevas empresas tecnológicas del sector financiero (fintech), que buscan un lugar en el mercado como alternativa a los tradicionales bancos.
Un estudio del Centro de Finanzas Alternativas de Cambridge y el Foro Económico Mundial señala que las transacciones digitales gestionadas por empresas fintech aumentó en un 11 % en el primer semestre de 2020 respecto al mismo periodo de 2019.
El euro digital
Ante esta perspectiva, la Comisión Europea se plantea la posibilidad de crear el Euro digital. Su objetivo sería el disponer de un medio que garantice a los ciudadanos tener acceso, sin coste alguno, a un medio de pago sencillo, universalmente aceptado, fiable y sin riesgo.
Se trataría de un complemento del efectivo, y que podrían utilizar de igual forma que los billetes, tanto particulares como empresas.
No obstante, existe una gran diferencia entre países sobre el uso del dinero electrónico. Según el estudio de la Fundación Telefónica, los países más proclives al uso de medios electrónicos de pagos son Finlandia (75%), Bélgica (72%) y los Países Bajos (70%), mientras que Austria (35%), Alemania (31%) y Chipre (16%), los más reacios.
Por su parte, España se sitúa en un punto intermedio. La mitad de la población, un 46%, prefiere usar tarjetas u otros sistemas distintos del efectivo.
Aquellos que defienden el fin del dinero efectivo basan su posición en que el pago digital hace más rápidas, seguras y controlables las transacciones. En el otro lado, los detractores de este tipo de operaciones recuerdan que el dinero en efectivo guarda el anonimato de su portador, mientras que el digital deja huellas en todas sus compras, con datos que pueden ser utilizados por terceros.