Desde que el Pacto Verde Europeo (EU Green Deal) se anunció en diciembre de 2019, se consideró el desarrollo sostenible como una de las prioridades fundamentales de la acción política y regulatoria europea. Justo después, la pandemia del Covid 19 y los confinamientos pusieron de manifestó el vital papel de las nuevas tecnologías, así como la necesidad de acelerar la descarbonización de nuestras economías. Esto no hizo sino confirmar la importancia de alinear las prioridades políticas europeas con los objetivos medioambientales y digitales.
El camino hacia la doble transición
La doble transición digital y verde emergió como el camino a seguir para lograr el cumplimiento de los objetivos medioambientales y climáticos. Muy pronto el sector privado, comprendió que la transición verde no era exclusivamente un problema de responsabilidad social, sino que se convirtió en una prioridad en los planes de negocio. Las políticas medioambientales de las empresas y la transformación digital se convirtieron, en un factor vital. No existía más opción que la transformación. Así, las distintas transiciones, verde, digital, energética… confluyeron en la misma dirección.
De algún modo, puede decirse que, en el terreno regulatorio, actualmente estamos asistiendo a un proceso similar y equiparable. Aquellos elementos, leyes, normas, que desde su anuncio han venido conformando el paquete regulatorio del EU Green Deal están permeando en una forma del llamado efecto Bruselas, en las regulaciones medioambientales y de sostenibilidad de terceros Estados; muy particularmente en Latinoamérica.
Y, en ese sentido, las empresas, en tanto que organizaciones con capacidad de replicar un mismo cumplimiento regulatorio en toda su extensión, pueden convertirse, no ya en un sujeto obligado por el cumplimiento de una determinada regulación, sino un embajador de la regulación europea en distintas geografías.
En el caso de Telefónica, su presencia en Latinoamérica lo convierte en un actor fundamental para la extensión de la doble transición digital y verde en la región.
Reforzando la relación UE-América Latina mediante el Pacto Verde
En fechas recientes, se presentó el Policy paper del Real Instituto Elcano “El Pacto Verde Europeo como motor de la cooperación UE-América Latina” en el que se expresa ese planteamiento del efecto Bruselas del EU Green Deal.
En el mencionado estudio se destaca que la Unión Europea (UE) y América Latina y el Caribe (ALC) generan en su conjunto casi una quinta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI). En América Latina existen países que se consideran críticos para el cumplimiento de los objetivos climáticos y la defensa de la biodiversidad.
Por su parte, en Europa se encuentran algunos de los países que han mostrado un mayor compromiso y unos objetivos más ambiciosos en la lucha contra el cambio climático. Así, tanto los fuertes vínculos económicos y sociales, como una visión común sobre la lucha contra el cambio climático permiten vislumbrar un marco de cooperación y de entendimiento común en este ámbito.
El estudio de Elcano muestra que la vulnerabilidad de ALC ante el cambio climático genera una sensación de urgencia para fortalecer la transición verde sobre la base de una transición energética que potencie el uso de las energías renovables y un uso más razonable de la tierra y los recursos agrícolas. Para ello se requieren reformas presupuestarias y un mayor acceso a los esquemas de finanzas sostenibles y reformas regulatorias y de los mecanismos de gobernanza para las que el desarrollo del paquete regulatorio del Pacto Verde Europeo podría contemplarse como una fuente de inspiración y de cooperación entre ambas regiones. Así, por ejemplo, se contempla la posibilidad de desarrollar una diplomacia verde conjunta sobre la base de una visión y unos valores comunes.
En este sentido, a pesar de las diferentes realidades en cada uno de los dos bloques regionales, la visión y el objetivo de combatir los efectos del cambio climático coinciden. La experiencia europea y el camino recorrido en la transformación del modelo económico empujado por una política pública sustentada en un ingente paquete regulatorio acompañado por el despliegue de medidas para el fomento de las finanzas sostenibles, puede suponer una fuente de inspiración, un efecto Bruselas en el campo de las políticas medioambientales.
Es fundamental seguir trabajando en la cooperación entre ambas regiones, siendo conscientes de que los pilares de las políticas medioambientales y las regulaciones que los sustentan pueden, y deben, perfeccionarse para poder seguir caminando en la dirección marcada.
En este camino, para lograr aunar unos mismos valores entorno a las políticas medioambientales y digitales transformadoras con el Pacto Verde Europeo como base, la participación y experiencia de las empresas europeas con presencia en Latinoamérica resulta indispensable. Desde Telefónica existe el compromiso y la voluntad de hacerlo.
