Laura Cabo Díez
Community Manager and Editor, Telefónica S. A.
El Big Data es uno de los temas más candentes en la actualidad y su crecimiento se prevé que sea exponencial. ¿Cómo afectará esto a la sociedad? Y, lo más importante, ¿pueden ayudar los datos a mejorar la vida de las personas?
El tráfico de datos móviles creció en 2012 un 70%, según el estudio realizado por Cisco “Visual Networking Index: Global Mobile Data Traffic Forecast Update, 2012–2017” y la Comisión Europea afirma que cada minuto, en el mundo, se generan 1,7 millones de millones bytes de datos, lo que equivaldría a la capacidad de 360.000 DVDs de uso doméstico y según sus estimaciones el sector del Big Data aumenta a un ritmo del 40% anual. Además, se calcula que en 2015 el Big Data generará un mercado de 132.000 millones de dólares, según recoge Susana Blázquez en su artículo publicado en el diario El País, titulado “El maná de los datos”.
Este boom puede traducirse en mejoras en la gestión de diferentes aspectos de nuestra sociedad, desde las catástrofes del planeta, la salud, la agricultura, la productividad, el medio ambiente, la educación o el gobierno abierto, entre otros. La clave está en encontrar la vía, mediante un uso responsable, para poder hacer uso de estas grandes cantidades de datos para el beneficio de la sociedad.
Uno de estos ejemplos, según cuenta en “The Guardian” Combating global epidemics with big mobile data, Nuria Oliver, directora de investigación científica de Telefónica Digital, las masas de datos son un excelente aliado contra las pandemias mundiales.
Precisamente, para seguir en esta línea y encontrar los beneficios reales de la utilización del Big Data, desde Telefónica se han realizado varios estudios, entre los que destaca el análisis realizado, con los datos de las redes móviles en México, sobre la propagación de enfermedades infecciosas. En concreto, hay un caso de estudio sobre la epidemia de gripe aviar (N1H1) que azotó el planeta en 2009, cobrándose aproximadamente 250.000 muertes, si bien se calcula que las cifras son muy superiores a esta estimación.
El equipo de investigación utilizó los registros de llamadas de teléfonos móviles para calcular la cantidad de personas que visitaban lugares concurridos como universidades, estaciones o aeropuertos. Usando de esta forma los datos de forma anónima, el objetivo del estudio era aprender sobre cómo se mueven los seres humanos en una crisis pandémica.
Con todos estos datos y gracias a programas de simulación, el estudio se focalizó en crear un modelo epidemiológico basado en la movilidad humana y, con la utilización de estos, simular como se propaga una enfermedad de este tipo, con el objetivo de medir el impacto de las alertas de los gobiernos en casos de epidemias. Tras diferentes análisis, se pudo ver que la decisión drástica del Gobierno mexicano de cerrar algunas infraestructuras fue correcta, ya que las simulaciones mostraron una reducción de la movilidad de la población entre el 10 y el 30% lo que se tradujo en una caída del número de afectados por la enfermedad de un 10%.
Por su parte, en “El maná de los datos”, Blázquez pone ejemplos de cómo algunas ciudades han adoptado el Big Data para mejorar la vida de sus ciudadanos. De esta forma diferentes urbes se han beneficiado de esto, como Las Vegas (Estados Unidos), que ha reducido el 6,4% de la tasa de delitos violentos y el 8,6% de los incendios provocados o Río de Janeiro que ha disminuido el tiempo de respuesta a emergencias en un 30%. Destaca también Holanda, donde la compañía IBM está desarrollando un sistema de control y gestión de agua con el fin de ahorrar 1.000 millones de euros anuales y evitar desastres.
La Unión Europea afirma que incluso sectores tradicionales como la agricultura, el Big Data puede tener un gran impacto. ¿Cómo nos imaginamos el tractor del futuro? Si este se refuerza con instrumentos de recolección de datos sobre su funcionamiento, características del suelo, cultivos y a nivel climático, la combinación de los mismos nos permitirá mejorar la productividad.
Como se puede ver, el Big Data también llega hasta sectores más tradicionales, como la ya citada agricultura o la ganadería, donde diversas organizaciones están poniendo su granito de arena para mejorar la productividad. Un ejemplo de esto es Plantwise Knowledge Bank, perteneciente al Centre for Agricultural Bioscience International, que mediente los datos intenta aconsejar a granjeros y ganaderos, dándoles información sobre las enfermedades de plantas y animales. Otra de las vías de trabajo prioritario en relación a la agricultura es la utilización del big data para trabajar en la modificación genética de los cultivos, con el fin de combatir el hambre y la pobreza en el mundo.
En el ámbito del eHealth, uno de los casos más llamativos en el del robot Watson, un sistema informático de inteligencia artificial desarrollado por IBM y que ya se utiliza en el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York, permitiendo la búsqueda en segundos de entre el millón y medio de fichas de pacientes, para ayudar a los diagnósticos.
Esta no es la única forma que tiene el Big Data de influir en la salud de la sociedad, si aterrizamos a un nivel mucho más cotidiano como pueda ser el uso de la red social Twitter. Gracias a mensajes como “tengo fiebre” u otros que describan distintas patologías, se pueden realizar análisis geográficos que permitan identificar de forma más rápida y eficaz si se está generando una epidemia, lo que permitirá una erradicación de la misma mucho más rápida.
Sin duda, nuestra sociedad está inmersa en una revolución del Big Data sin precedentes, ahora depende de nosotros aprender a utilizar esta nueva herramienta social, de forma correcta y respetando la privacidad, para mejorar nuestro día a día.