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La digitalización está transformando profundamente la sociedad en todo el mundo. Desde las esferas política, económica y social ya se están buscando desesperadamente estrategias para hacer frente a estos cambios, como es el caso del Manifiesto por un Nuevo Pacto Digital, que pretende renovar la política social y económica y modernizar las democracias de cara a la era digital. Estas fueron algunas de las cuestiones que se debatieron en Berlín, en una mesa redonda conformada por miembros del sector público, del sector privado y de la sociedad civil para reflexionar sobre cómo situar a las personas en el centro de la transformación digital.
Distintas perspectivas del cambio digital
En los últimos cinco años, nuestra perspectiva de la digitalización ha cambiado sustancialmente, afirma Christoph Steck, Director de Políticas Públicas e Internet de Telefónica S.A. Las preocupaciones están creciendo, miramos las nuevas oportunidades de una manera más diferenciada y tenemos que dar forma y acompañar activamente a este mundo digital».
Las palabras clave del discurso político son: transparencia, inclusión, capacidad de elección, políticas públicas inteligentes y un enfoque hacia los derechos de las personas adaptado a la era digital.
Desde una perspectiva más global, en América Latina todavía hay zonas rurales sin acceso a banda ancha. Por ello, se ha de innovar y desarrollar nuevos enfoques para que tanto empresas como las autoridades públicas contribuyan a reducir las brechas digitales existentes. Telefónica está liderando nuevas iniciativas con su proyecto «Internet para Todos».
Por último, Steck destaca el desajuste entre la velocidad a la que se está produciendo la transformación digital y la lentitud con la que se están adaptando los marcos políticos y regulatorios a esta realidad. Para superar esta situación, considera que es necesario renovar de la política social y económica y de las instituciones para situar a las personas en el centro de la digitalización. Asimismo, apuesta por modernizar las normas de competencia a escala europea y la supervisión del mercado para promover y crear condiciones de competencia equitativas para las empresas.
«We are convinced that social and economic policy should be renewed and that our institutions and regulation should be modernized for the digital age in order to place people at the center of #digitization.” #CDR @christophsteck @UdLDigital @Telefonica pic.twitter.com/6LDEiIyFBc
— Telefónica Germany (@telefonica_de) 8 de mayo de 2019
Un nuevo enfoque para las políticas digitales
Para Konstantin von Notz, vicepresidente del grupo parlamentario Bündnis 90/Die Grünen (Alianza 90/Los Verdes), «el debate ha cambiado considerablemente en los últimos años. Los comienzos de la política de redes vieron las promesas de la nueva tecnología de forma demasiado positiva» y apenas permitieron que se reflexionara sobre las posibles desventajas. En el caso de Alemania, el país es fuerte en la industria precisamente por una fuerte regulación, hasta en el más mínimo detalle. «Aquí tenemos el lema de que el legislador debe mantener sus dedos alejados del mercado pensando que este ya funcionará (por sí mismo)», pero esto no funcionó como se esperaba y, por lo tanto, es necesario un nuevo enfoque en la política digital.
Y señala un ejemplo concreto, relacionado con los datos personales. Von Notz explica que, en el futuro, la protección de datos ya no se podrá separar de la seguridad de datos, «este es un campo abierto. Nosotros, como políticos hemos sido demasiado imparciales e ingenuos, con una infraestructura abierta, sin estándares; en algunos casos, ni siquiera hay responsabilidades claras de las autoridades de seguridad en cuanto a piratería informática, riesgos sobre datos, noticias falsas, desinformación» y otros escenarios de amenazas latentes. Pero es precisamente esto lo que podría convertirnos en uno de los puntos fuertes de Europa en el futuro», según explicó.
La economía también debe superar la rigidez
Valerie Mocker, responsable de Asuntos Europeos y Política Digital de Nesta, comienza planteándose a quién pertenece la digitalización y a quién pertenece el futuro. «Mucha gente no ve los beneficios, se siente abandonada, necesita más iniciativas para resolver los problemas sociales». Las soluciones digitales no son tanto una cuestión de viabilidad, personas o productos, sino más bien una cuestión cultural, porque la fuerte resistencia tradicional tiene que transformarse en escenarios receptivos a las innovaciones. Sobre este tema, detecta una gran desafección política entre la población joven y una falta de interés evidente por temas digitales en sectores de mayor edad de la población. A esta situación añade: «Los políticos esperan demasiado tiempo, el cambio y la economía también debería superar su rigidez».
El progreso no es un fin en sí mismo
Falko Mohrs, diputado del SPD y miembro de la Comisión de Agenda Digital, considera que existen muchas ventajas en la digitalización, pero debemos actuar con cautela.
«La digitalización y tecnologías como la Inteligencia Artificial se están desarrollando a una velocidad sin precedentes, lo que impone grandes exigencias a la regulación».
De esta forma, los conceptos de regulación deben ser llevados al nivel europeo en una fase temprana y debe establecerse una base a través de una formación sólida y de la igualdad de condiciones para todos. «¿Cómo creamos innovación social? Eso es una cuestión de poderes y capacidades, porque la tecnología y el progreso no son un fin en sí mismos». Lo esencial debería ser dar a las personas nuevas habilidades, pero al mismo tiempo establecer nuevas reglas y regulaciones para la IA y también tener en cuenta que la discusión de una IA fuerte frente a una débil es una cuestión de valores, que va más allá de los componentes técnicos.
«El Manifiesto Digital es bueno, muestra la necesidad de transparencia y nueva regulación», destaca Thomas Koenen, jefe del Departamento de Digitalización e Innovación del BDI (Asociación Federal de Industrias Alemanas). Considera que los enfoques centrados en el ser humano son muy importantes, dado que las personas necesitan participación y el derecho a la igualdad de oportunidades para todos.
«La declaración de los derechos humanos y su reconocimiento son, por lo tanto, importantes para el debate digital, una práctica común para los derechos digitales y su aplicación ayuda a la política». No obstante, Koenen explica que la velocidad a la que se están produciendo lso cambios es demasiado elevada y no todas las competencias digitales básicas están correctamente distribuidas. Para el BDI, la amenaza de la pérdida de puestos de trabajo por la IA es, en primer lugar, un escenario cuya cuantificación es ahora tangible, pero ahora deben extraerse las conclusiones correctas: si los puestos de trabajo desaparecen o se producen los cambios potenciales, entonces la educación y la formación continua adquirirán una importancia enorme. Koenen concluye:
«Hay una falta de actores globales europeos que sean líderes digitales. El Manifiesto de Telefónica es emocionante, pero ahora sería bueno que varios actores del sector unieran sus fuerzas y elaboraran decálogos de demandas conjuntos».
Sobre este tema, von Notz apuntó que «estos impulsos deben ser anunciados con transparencia y elaborados de forma conjunta, ya que una regulación significa establecer un marco para que las empresas sepan lo que pueden hacer. Esto se aplica tanto a las empresas de nueva creación como a las ya establecidas». En síntesis, es posible regular la digitalización de forma correcta con las herramientas políticas actuales, aunque el legislador «solo tiene que quererlo y luego actuar con rapidez».
Falko Mohrs estima que esta puede ser una gran oportunidad para los actores implicados en el proceso de digitalización. «En primer lugar, tenemos que aclarar las directrices fundamentales para después poder actuar, aun cuando se trate con agentes y plataformas complejos. Deberíamos dar pequeños pasos con los políticos, entender las cosas juntos y luego aplicar grandes directrices y reglamentos», explicaba.