«La RSC tal y como la conocemos ha muerto. Tiene que estar en el eje de la estrategia», comentaba esta mañana Miguel Mira, de Coca-Cola, en la presentación en Madrid del Edelman Trust Barometer de 2016 #edeltrust ¿En qué tiene que concretarse este cambio? ¿Dónde tienen que poner foco las empresas? En el barómetro podemos encontrar algunas pistas: además de buenos resultados, se nos pide avances en integridad, engagement con los stakeholders, transparencia e impacto positivo a largo plazo. El 80% de la población en general (74% el año anterior) considera que las compañías debemos aumentar nuestro beneficio y, al mismo tiempo, mejorar las condiciones sociales y económicas de la comunidades en las que operamos. En definitiva, negocio responsable y compromiso por un mundo mejor.
La sostenibilidad incrementa la rentabilidad, según el 44% de empresas latinoamericanas (PwC)
¿Necesitamos más inputs para dar el paso? Los hay a barullo:
BlackRock, uno de los principales inversores del mundo, advertía hace poco a las grandes empresas que necesita de ellas una visión más a largo plazo. “Los temas ESG tienen impactos reales y cuantificables financieramente», decía Larry Fink, CEO de BlackRock, en una carta a los máximos ejecutivos de las compañías. En su opinión, “generar beneficios sostenibles en el tiempo requiere una mayor atención no sólo sobre la gobernanza, sino también sobre los factores ambientales y sociales a los que se enfrentan las empresas hoy en día”.
¿Y la presión de los propios clientes? Las grandes empresas también exigen el cumplimiento de criterios éticos y medioambientales para poder participar en procesos de compra. Nadie quiere problemas con la cadena de suministro y en cambio, buscan aprovechar oportunidades derivadas de los grandes retos/riesgos de la humanidad.