Digitalización e innovación en Europa

¿Son todos los esfuerzos económicos en innovación bien dirigidos para acelerar la transformación digital? ¿Hasta qué punto los países y regiones exhiben un comportamiento diferente en su relación entre digitalización e innovación?

Descubre más sobre la digitalización e innovación en Europa. La transformación digital, proceso realmente complejo.
Félix Hernández

Félix Hernández Rojas Seguir

Tiempo de lectura: 3 min

A estas dos significativas preguntas y especialmente considerando el actual marco de la UE y la década digital, intenta responder un reciente artículo publicado en Telecommunications Policy, revista líder global y de muy alto impacto científico del sector, bajo el título: Assessing the European association between digitalization and innovation.

Y es que el que escribe es uno de sus orgullosos autores (escrito como parte de mi doctorando en la UPM, en la ETSIT) y lo hago aquí en un afán sincero por divulgar sus conclusiones.

La transformación digital, proceso realmente complejo

Y digamos que la transformación digital es un proceso realmente complejo: emana de una serie de tecnologías exponenciales (IA, Cloud, 5G, entre otras), originadas en un selecto grupo nuclear de empresas y donde el dato es un factor cada vez más relevante, y que están contaminando con ímpetu, a modo de vortex de tornado, a todo el conjunto de nuestra economía y sociedad. Por otro lado, la innovación es un proceso intrínsecamente relacionado con la transformación digital si bien no es exactamente lo mismo, y que implica un cambio de proceso y/o producto con un impacto final de mercado.

Ciertamente ambos elementos están siendo estudiados pormenorizadamente aunque hay pocas aproximaciones que consideren conjuntamente la relación entre ambos fenómenos y menos que incorporen aspectos estructurales de los países europeos y sus regiones: y hemos visto que, en el caso de nuestras sociedades europeas, nuestra propia estabilidad legal, la sofisticación de las sociedades (en términos de poder de compra tanto del sector público como del privado), los factores de Ecodiseño, la innovación in-house de productos que aportan fuertes novedades de mercado y una alta tasa de empleo en servicios intensivos en conocimiento son los elementos que conjuntamente nos definen. Esto quiere decir que si bien Europa no es generadora de la tecnología base (Microsoft, Google, Nvidia son americanos), nuestra estabilidad democrática y nuestra sofisticación en su consumo, especialmente en el ámbito de los servicios son los factores claves en la digitalización e innovación.

Nuestra digitalización e innovación se ven así soportadas por el capital humano especialista y un sistema científico de impacto. No obstante, existen importantes sombras: las pequeñas y medianas empresas no consiguen traccionar lo suficiente, en términos de innovación y digitalización, y las empresas de reciente creación, potencialmente las emprendedoras, inclusive carecen de significado relevante en este sentido.

Lo mismo sucede en el ámbito de una débil formación digital interna de las empresas que busca transformar sus perfiles laborales, así como la generación de nuevos egresados en el ámbito TIC que parece que no impactasen lo suficiente en la innovación y digitalización. Aquí creemos que uno de los objetivos de la UE, disponer a finales de esta década de más de 20 millones de especialistas, pudiera verse en peligro.

Las regiones de Europa

¿Y qué pasa con las regiones en Europa? Fuera aparte de la directa relación entre el PIB y la digitalización entre los países, esto quiere decir que a más rico más digitalizado e innovador eres, hemos visto que las regiones capitalinas, que por ende son las más urbanizadas, concentran el principal esfuerzo de digitalización e innovación. Allí se ubican la mayoría de los especialistas, se ubican las sedes de las principales empresas y los centros de investigación más significativos. Esto significaría que es altamente urgente construir clústeres alternativos, Hubs de innovación regionales que consoliden las principales empresas fuera la capital y que, atrayendo talento especialista, aceleren sus procesos de transformación digital y de innovación. Y el estudio expone dos ejemplos en dos dinámicas en España: Cataluña y Andalucía, y muestra como partiendo de puntos comunes (una importante infraestructura de comunicación y una Administración Pública que con su proceso de digitalización acelera la región), Cataluña sobresale en su capacidad de incorporar ese nuevo conocimiento generado en las empresas locales e impactar así en la digitalización. Quiere decirse, que, dentro de un mismo país, inclusive las otras regiones no capitalinas exhibirían comportamientos muy dispares, con mayor o menor éxito, y que las políticas gubernamentales deberían saber incorporar la suficiente flexibilidad para ello.


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