Digitalización de los servicios públicos en las smart cities

Las smart cities utilizan las tecnologías de la información y de la comunicación, TICs para optimizar sus infraestructuras para conseguir aumentar la calidad de vida de sus ciudadanos. Además, la digitalización de los servicios públicos busca aumentar la sostenibilidad, mejorar la eficacia de los recursos disponible e incrementar la participación entre la población.

La digitalización de los servicios públicos es básica en las smart cities para mejorar la gestión y el uso de los recursos naturales y cuidar de los ciudadanos.

Tiempo de lectura: 4 min

El alumbrado público, el riego de parques y jardines o el análisis de la calidad del aire. En el entorno de las smart cities, la gestión de los servicios públicos se apoya en el empleo masivo de la tecnología. Gracias a ello se consigue mejorar la calidad de vida de su población y una mayor productividad. 

¿Cómo influyen los servicios públicos en las smart cities? 

La digitalización tiene un papel fundamental en la transformación de las ciudades en Smart Cities (sin la conectividad esto no es posible) y en la gestión de esos servicios públicos. En este contexto, no se entiende el desarrollo de las ciudades inteligentes sin la incorporación de nuevas tecnologías a los servicios públicos. Gracias a las TICs, muchos servicios como los suministros de energía, el transporte y el control de la movilidad o el cuidado del medio ambiente se ven altamente favorecidos. 

Cada vez son más las ciudades que se conectan y utilizan el análisis de datos para gestionar el bienestar de sus ciudadanos e implicarles en la vida de la urbe. Sin embargo, aunque la infraestructura de la red 5G ya está presente en más del 80% del territorio español, todavía hay ciertas barreras que impiden el empleo de las nuevas tecnologías en la administración de estos servicios, como la brecha digital que todavía permanece entre algunos grupos de población, como las personas mayores.  

Beneficios de la digitalización de los servicios públicos 

Gracias a la incorporación de tecnología en distintas áreas urbanas se consigue mejorar el uso de los recursos públicos y gestionar de una forma más eficaz los servicios estatales. Estos son algunos ejemplos de cómo beneficia la digitalización de los servicios públicos a las ciudades:  

Alumbrado público

Una de las acciones para construir una ciudad tecnológica es incorporar alumbrado público inteligente. Este tipo de metrópolis busca la sostenibilidad, por ello, se incorporan luminarias LED. Los planes de ahorro energético públicos contemplan la instalación de este tipo de lámparas que generan ahorros que rondan el 60%. Además, si se añade un sistema inteligente de gestión, el ahorro se multiplica. 

Esto permite también la creación de un mapa con los puntos de luz, de este modo, se pueden controlar de forma remota las luminarias. Las redes de alumbrado público son perfectas para implantar aplicaciones con IoT, ya que sirven como soporte y fuente de información.  

Aparcamientos disuasorios

Los aparcamientos disuasorios y la tecnología que pueden agregar forman parte de la movilidad urbana multimodal e inteligente, y complementan al transporte público. No obstante, son un gran beneficio para la movilidad sostenible y responsable. Tienen como objetivo principal ofrecer a los conductores un plan alternativo para no entrar con su vehículo al centro urbano y fomentar el uso del transporte público. 

Los parkings disuasorios de las smart cities cuentan con alta tecnología que facilita el día a día del usuario, principalmente impulsa la autogestión del espacio. Utilizan cámaras de lectura infrarroja, focos LED inteligentes y software para detectar las matrículas y vincularlas a un estacionamiento. 

Así como la instalación de sensores para detectar la ocupación de una plaza. Automáticamente, una luz roja se enciende, y cuando se queda libre, la luz se vuelve verde, algo muy común ya en todo tipo de parkings.  

Riego inteligente de parques y jardines

Tal y como indica un estudio llevado a cabo por la Universidad Politécnica de Madrid, el riego de parques y jardines urbanos, supone cerca del 60% del consumo de agua de las ciudades en climas áridos y semiáridos. Ante el incremento de las necesidades hídricas, cada vez más ciudades optan por instalar sistemas de riego inteligentes. 

Estos sistemas de riego tienen como objetivo minimizar las necesidades hídricas de las plantas, a través de sensores que miden parámetros como la temperatura, la radiación solar, la dirección del viento, la tasa de precipitación y la presión atmosférica. Además, pretenden mejorar la sostenibilidad, garantizando una racionalización del uso del agua y un cuidado del medio ambiente. 

Control de calidad del aire

Más de tres millones y medio de personas fallecen cada año en el mundo a causa de la contaminación atmosférica, según estima la Organización Mundial de la Salud, OMS. Los niveles de contaminación en los núcleos urbanos hiperpoblados, son un 80% superior a los recomendados por la organización internacional. 

La Inteligencia Artificial, el análisis de datos o el internet de las cosas implantados en los modelos smart cities, abren nuevas posibilidades para conseguir monitorizar y reducir los niveles de contaminación. La instalación de herramientas digitales y sensores inteligentes en infraestructuras públicas como la red de alumbrado permite conocer en tiempo real los datos ambientales y analizar la calidad del aire. Finalmente, se puede optar por integrar cámaras, escáneres 3D para medir el tráfico, o sensores ambientales para controlar el nivel de ruido o la contaminación. 

Estas tecnologías, también pueden emitir un pronóstico preciso sobre la calidad del aire las siguientes 24 o 48 horas, así como analizar los parámetros de comportamiento del tráfico o los niveles de consumo energético de la ciudad.  


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