Robótica e Inteligencia Artificial son dos términos que con frecuencia se mezclan y en ocasiones no se distinguen, pero realmente hacen referencia a tecnologías diferentes. La inteligencia artificial es una disciplina centrada en dotar a las máquinas de desarrollar las mismas capacidades intelectuales que el ser humano. Por su parte, la robótica es la ciencia enfocada en diseñar y construir robots físicos, para mejorar la automatización e innovación.
Exactamente, ¿qué son la robótica y la Inteligencia Artificial?
La robótica y la IA son dos campos de la ciencia y la tecnología relacionados entre sí, pero con varias diferencias. La robótica es la disciplina que se encarga de diseñar máquinas capaces de automatizar tareas. En este sentido, los expertos en robótica además crean, programan y manejan estos elementos autómatas para desarrollar determinadas habilidades y tareas.
Mientras, la inteligencia artificial es una rama de la computación que estudia la forma de que las máquinas imiten los procesos cognitivos de los humanos, que puedan aprender y razonar con el objetivo de solucionar problemas y llevar a cabo tareas específicas, tal y como lo haría un ser humano. Los expertos en IA diseñan algoritmos para que las máquinas sean capaces de aprender de manera autónoma, resuelvan inconvenientes, comprendan el lenguaje y razonen usando la lógica.
Diferencia entre robótica e Inteligencia Artificial
La principal diferencia entre robótica e Inteligencia Artificial reside en el enfoque. La robótica se centra en la manipulación del área física, mientras que la IA se orienta a la parte interna o digital.
Otra diferencia es el área de aplicación. Por un lado, la robótica crea máquinas que tienen movilidad propia y pueden interactuar con el entorno. Generalmente, se usan para realizar tareas repetitivas, a gran velocidad o de gran precisión, por ejemplo, en sectores industriales de producción en cadena o en el ámbito de la medicina. Por otro, la inteligencia artificial se centra en el procesamiento de datos y diseño de algoritmos. En este sentido, se aplica en una variedad de contextos, desde la atención personalizada, hasta la educación.
Por otro lado, los robots están programados para seguir un conjunto de instrucciones de forma repetitiva y son perfectos para mejorar la productividad de las empresas en un buen número de sectores. En cambio, la IA aunque también se puede usar en múltiples contextos, es más dinámica. Por ejemplo, un sistema de IA se puede utilizar para procesar datos bancarios y tomar decisiones de inversión, pero también sirve para analizar información médica y preparar una cirugía.
Además, a lo largo de la historia han evolucionado de forma desigual. La robótica tal y como se conoce hoy en día existe desde hace décadas, aunque ya hubo mecanizaciones entre el siglo XVII y XVIII. Asimismo, el origen del término robot data de 1921, acuñado por el escritor y dramaturgo checo Karel Capek. Actualmente, hay institutos científicos de gran prestigio mundial que se dedican específicamente al diseño de robots. En contraste, la IA es una tecnología relativamente nueva, que surgió en 1956 en la Conferencia de Dartmouth. Suele ser desarrollada por compañías pequeñas, puesto que su origen ha generado ciertas preocupaciones con respecto a la privacidad, el tratamiento de los datos y el potencial desplazamiento de la mano de obra humana.
Relación entre inteligencia artificial y robótica
Aunque existen bastantes diferencias entre la robótica y la Inteligencia Artificial, son dos ramas que se benefician entre sí. Principalmente, la IA se usa para mejorar habilidades como el movimiento, la adaptación al entorno, la optimización del funcionamiento, el diagnóstico de errores y la realización de tareas autónomas de las máquinas, es decir, mejora la capacidad de aprendizaje y aplicación de los robots.
Tanto la robótica como la IA pretenden automatizar las tareas y facilitar los procesos a los seres humanos, y utilizan los datos recopilados por sensores de entrada y salida de datos que facilitan la toma de decisiones.
En este sentido, cada vez es más habitual ver entornos de trabajo donde las máquinas colaboran con personas para mejorar las distintas tareas. Esta colaboración entre humano y máquina se engloba en los cobots o robots colaborativos, diseñados específicamente para realizar las tareas tediosas que requieren un mayor esfuerzo. Sus aplicaciones son útiles en casi cualquier sector, y paulatinamente, se van adaptando a entornos diferentes.
Los dos campos tecnológicos demandan conocimientos específicos para su correcta manipulación, y por ese motivo los expertos que trabajan en estas áreas han estudiado ciencias informáticas, física o ingenierías.
Por otro lado, la IA permite a los robots comunicarse de manera inteligente, no solo con los operarios humanos, también con otros robots. De modo que, las máquinas pueden comprender las necesidades y trabajar colaborativamente en la resolución de problemas.
También es importante resaltar que la aplicación de la inteligencia artificial en la robótica todavía supone un reto, tanto desde el prisma tecnológico como ético. Por ejemplo, no se ha garantizado la seguridad en la toma de decisiones autónomas de los robots. Con tal efecto, es necesario la implicación de un humano capaz de supervisar las tareas. Aunque las máquinas no se suelen equivocar, siempre hay un cierto margen de error.