Origen del Día de la Ciencia
El Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo se celebra anualmente el 10 de noviembre desde 2002 para recordar el compromiso asumido en Budapest en 1999 en la Conferencia Mundial sobre la Ciencia.
El objetivo de dicho evento fue articular un nuevo contrato social para la ciencia con el que, entre otras cosas, garantizar el uso del conocimiento de todos sus campos de forma responsable y evitar su mala utilización.
La conmemoración del Día Mundial de la Ciencia busca renovar el compromiso en favor de la ciencia para la paz y el desarrollo haciendo hincapié en que esta disciplina puede ayudar a la erradicación de la pobreza, así como a concienciar a la opinión pública sobre la importancia de la ciencia e ir cerrando la brecha que existe entre ésta y la sociedad.
Además, este #DíaDeLaCiencia da paso a la Semana Internacional de la Ciencia y la Paz, que se celebra desde el año 1986.
Día Mundial de la Ciencia 2023. Generar confianza en la ciencia
Bajo el lema Generar confianza en la ciencia, la UNESCO ha centrado la jornada de este 2023 en la premisa de que la ciencia solo puede asumir plenamente su papel en la configuración de nuestro futuro colectivo si es capaz de generar confianza.
Y es que es precisamente la confianza en la ciencia la que impulsa la aplicación y desarrollo de soluciones basadas en evidencia para resolver los desafíos múltiples generados alrededor de nuestro planeta.
Todo esto debido a que la confianza en este saber es una cuestión compleja que afecta tanto a la forma en la que los científicos desarrollan su tarea profesional como a la percepción que la sociedad tiene de las cuestiones de este ámbito.
Por ello, la confianza generada por la ciencia sirve también para fortalecer decisiones políticas basadas en ella y el apoyo social para acometer su posterior implementación.
El desarrollo de la ciencia constituye igualmente un avance para lograr que nuestras sociedades sean más sostenibles.
Objetivos del Día de la Ciencia
La relevancia de la celebración de esta jornada se puede observar en lo importantes que son los objetivos marcados para el Día Mundial de la Ciencia:
- Fortalecer la concienciación de la sociedad sobre el rol de la ciencia para sociedades pacíficas y sostenibles.
- Promover la solidaridad nacional e internacional con el objetivo de compartir la ciencia entre los diferentes países.
- Renovar el compromiso (también tanto desde el ámbito nacional como desde el internacional) para utilizar la ciencia en beneficio de las sociedades.
- Presentar los desafíos que enfrenta la ciencia y fomentar el apoyo a la labor científica.
La ciencia, un derecho humano
Aunque quizá mucha gente no lo sepa, la ciencia se considera un derecho humano. Concretamente, el artículo 27 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos reconoce que “toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten”.
Igualmente, en ese mismo artículo, se añade que “toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora”.
Así pues, el hecho de reconocer que cualquier persona tiene derecho a participar y beneficiarse de la ciencia servirá como impulso de la discusión global sobre las opciones para mejorar el acceso a la ciencia, así como sus ventajas para el desarrollo sostenible.
Mujeres y niñas en la ciencia
Aunque ya existe un día conmemorativo específico, concretamente el 11 de febrero, una jornada como el Día Mundial de la Ciencia nos sirve asimismo como excusa para poner en valor el talento femenino.
Incrementar la presencia de las jóvenes en carreras STEM (Science, Technology, Engineering, Mathematics: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) y fortalecer el rol de las profesionales que desarrollan cambios necesarios pasa por activar programas que conecten con ellas y comprueben que estas disciplinas tienen un impacto fundamental en la sociedad, las instituciones y la innovación.
Y para ello es imprescindible acompañar, formar y reconocer el talento femenino así como reivindicar el ejemplo de pioneras y referentes como Marie Curie (primera mujer ganadora de un premio Nobel y, además, la primera persona distinguida en dos ocasiones con este reconocimiento: el de Física en 1903 y el de Química ocho años después), Rosalind Franklin (quien contribuyó decisivamente el descubrimiento de la estructura de doble hélice del ADN) o Ada Lovelace (la primera programadora de la historia).
