Salimos de Tyamboche a las ocho y cuarto de la mañana, después de pasar una noche con un poco más de frío que las anteriores. Cuanto mas nos acercamos al campo base, los alojamientos son más austeros. No hay calefacción en las habitaciones, solamente en el comedor, existen unas estufas en donde echan leña mezclada con heces de yak. Las duchas con agua caliente están fuera del edificio central, y normalmente los caminantes nos suelen usarlas, en realidad son un poco caras y se pierde el calor corporal. Tenemos que decir que nosotros todavía, nos duchamos, pero creo que en breve lo dejaremos de hacer. Cuanto más subimos, más frío hace. El ambiente es fenomenal, aunque todavía estamos al comienzo de la temporada, hay personas de todos los países más diversos, ingleses, americanos, alemanes, japoneses… todos compartiendo sus sentimientos y sus vivencias.
Esta parte del treking es muy emocionante, me van a permitir que hable desde el corazón, porque comenzamos a ver las grandes montañas que siempre he leído…..todo aquí es enorme. Caminas a la sombra de todas ellas y no importa sus nombres, ni quienes hayan estado, importa lo grandiosas que son…..y lo pequeños que somos, aunque nos creamos lo contrario. De vez en cuando aparecen grupos de Yaks por el camino, que debemos esquivar.
Nada mas comenzar visitamos un monasterio bhudista de mujeres, con las que nos sacamos unas fotos. Son muy agradables pero tenemos que continuar con el camino, Jon y Roberto, junto con Chumba nos esperan en uno de los muchos puentes colgantes, del que la vista del Ama Dablan es impresionante, no podemos dejar de hacernos una foto de grupo.
A partir de aquí el camino se empina hacia arriba y cuando llevamos dos horas, hacemos el descanso que hacemos todos los días para tomar el té.
Justo hemos llegado a los 4000 metros y el paisaje ha cambiado radical, ahora es más árido. Pero su belleza sigue siendo impresionante. Seguimos por el camino perfectamente marcado, sorteando el caudaloso río.
Al final de 4 horas llegamos a nuestro destino, Diangboche. El grupo empieza a acusar algún problemilla típico de la altura, pero sin más importancia. Comemos pasta y a hacer la siesta, lo mejor para recuperar.
Mientras tanto Jon y Roberto han ido hasta Periche, para poder enviar esta crónica.
Estamos haciendo verdaderos esfuerzos para manteneros informados, de momento encontramos recursos, esperemos seguir así.
Mañana último día de acercamiento a Lobuche con una nueva jornada de 4/5 horas. A partir de aquí empezará lo bueno, lo que nos ha traido hasta el Himalaya, la cima del Kala Pattar y el campo base del Everest.
Elena Eggers