El Reputation Institute se ha atrevido a hacerlo para España en la actualidad: cifra el peso de la RC percibida -lo llama Índice RSE– en un 41,9%. Esto, según la entidad, significa que si damos un 100 a dichas percepciones, un 41,9 depende de tres cosas: sus sentimientos sobre la ciudadanía (13,8), es decir, si la compañía se preocupa por la sociedad, invierte en buenas causas y no daña el medio ambiente; el entorno de trabajo (13,4), si la compañía es un lugar atractivo para trabajar como empleado y trata bien a sus profesionales, y la integridad (14,7), si la empresa está gestionada con responsabilidad, se comporta de forma ética y muestra su operativa con transparencia.
El restante 58,1% procede de la percepción de las personas sobre los productos y servicios (lo más relevante de todo con un 18,8%) de la firma, su liderazgo (13,7%), su innovación (13,4%) y sus resultados financieros (12,1%).
Claro que muchos de estos aspectos están interrelacionados. Por ejemplo, la oferta comercial (productos y servicios) y la integridad. Su asociación -natural en una empresa responsable- eleva el peso de esta última y, en consecuencia, el del Índice RSE.
¿En última instancia por qué es esto importante?
- Mejorar 5 puntos la reputación incrementa la intención de recomendar productos de la compañía en 5,6%
- Mejorar 5 puntos la reputación eleva la intención de comprar en un 6,0%
- Mejorar 5 puntos la reputación aumenta la intención de hacer un esfuerzo especial para conceder a la firma el beneficio de la duda en caso de crisis en un 4,7%
Este es el resultado de esas percepciones que se forman a partir de las experiencias directas de las personas con la empresa (con los productos, la atención, el empleo…), de lo que ésta hace o dice (por ejemplo, sus iniciativas de RC) y de lo que otros comentan de ella (redes sociales, medios, amigos…). Ahora que ya sabemos que la Responsabilidad Corporativa percibida pesa un 41,9%, toca impulsarla desde estos tres puntos de vista.