Un debate necesario en beneficio de los ciudadanos europeos
Aunque se ha escrito mucho sobre el debate de la contribución justa, la mayoría de los argumentos se han centrado en una serie de cuestiones, como es el problema que se intenta abordar, la solución propuesta y los modelos de negocio de las operadoras de telecomunicación y los grandes originadores de tráfico. Lo que con frecuencia se pierde de vista en el intercambio de argumentos son los beneficios que Fair Share aportaría a los ciudadanos y las empresas europeas.
Cuando los operadores plantean esta cuestión, parten de una realidad: las infraestructuras de telecomunicaciones son la base de la economía y del ecosistema digital. Disponer de las infraestructuras de conectividad adecuadas no solo para el presente, sino también para el futuro, es esencial para garantizar la competitividad de las empresas europeas y el bienestar de los ciudadanos europeos. Así lo entendió también la Comisión cuando fijó los objetivos de la Década Digital.
Los objetivos de la Década Digital de la UE son muy ambiciosos, por ello precisan una inversión muy superior a la actual para hacerlos realidad. Con la reciente apertura de la consulta pública, este es el momento adecuado para recapacitar y situar el debate sobre la Contribución Justa en el contexto más amplio de la conectividad europea, siendo esta la principal motivación de la propuesta los operadores de telecomunicación.
Garantizar la prosperidad y la calidad de vida de los ciudadanos europeos
La digitalización influirá decisivamente en la economía y la sociedad de la próxima década en toda la Unión Europea. Además, todos los ciudadanos de la UE se beneficiarán de las oportunidades que ofrece una conectividad líder. Todos sabemos que una conectividad segura, fiable y avanzada permite el crecimiento económico y la innovación.
Pero a medida que más y más actividades sociales y económicas se trasladan al espacio digital, los beneficios de este despliegue digital van aún más allá del crecimiento económico. Las redes de muy alta capacidad permiten una enorme variedad de nuevas tecnologías, y las hacen realidad para los europeos. Esto aportará enormes mejoras en todos los ámbitos de la vida. Otras áreas geográficas del mundo ya están bien encaminadas hacia este futuro, preparando sus economías para aprovechar las nuevas tecnologías en beneficio de sus ciudadanos.
Está claro que aún no comprendemos todo el potencial de la conectividad avanzada. La innovación impulsada por la llegada de 4G tardó tiempo en hacerse realidad. En el caso del 5G, estamos solo al principio de este proceso.
Beneficios de la conectividad para la sociedad
A día de hoy, están surgiendo algunas implicaciones claras. Avanzamos rápidamente hacia un mundo en el que la conectividad avanzada permitirá una salud personal de vanguardia. Los dispositivos que llevaremos con nosotros -como sensores cutáneos y corporales- monitorizarán nuestra salud y nos permitirán reaccionar en tiempo real. Esto posibilitará la prevención de enfermedades, aliviando la presión sobre los sistemas nacionales de salud.
Los entornos inmersivos se convertirán en algo habitual. Los avatares podrán ir a comprar un abrigo en un centro comercial virtual o asistir a clase en una escuela sin paredes de ladrillo. Los entornos inmersivos en la industria (gemelos digitales) permitirán incrementar la eficiencia y el ahorro energético en las operaciones.
La Internet de los objetos ya no se asociará sólo con el apagado de los electrodomésticos desde el teléfono. Adquirirá un nuevo nivel de complejidad. Supervisando el rendimiento de las máquinas o la estabilidad de los edificios en tiempo real, prediciendo problemas y realizando un mantenimiento proactivo.
El coche autónomo puede permitir lograr el objetivo de reducir de los 18.000 actuales a 0 los fallecidos en accidente de tráfico por año en Europa.
La computación cuántica y la conectividad avanzada también permitirán mejorar las previsiones meteorológicas y la seguridad alimentaria, ya que será mucho más capaz de tener en cuenta las numerosas variables de este complejo sistema medioambiental en el que vivimos actualmente.
La calidad de vida futura de Europa depende del acceso a redes de muy alta capacidad. La prosperidad y competitividad de nuestro continente dependen de la rapidez con que invirtamos y de cómo se regule para garantizar que todas las partes realizan una contribución justa.
Una solución equitativa que garantiza conectividad europea y tecnología avanzada
Colectivamente, y gracias a sus clientes, los operadores de telecomunicaciones han invertido 500 billones de euros en la última década para garantizar que todos los ciudadanos europeos y todos los consumidores puedan beneficiarse de la digitalización sin que nadie se quede atrás. De cara al futuro, esto no será suficiente.
El reto actual es que solo una parte está pagando por ello: los consumidores. La digitalización se está viendo frenada por un modelo de pago que impone una carga indebida a los consumidores para financiar la inversión adicional necesaria. El debate abierto por los operadores de telecomunicaciones gira en torno a la justicia de hacer recaer toda la carga en los consumidores para continuar y acelerar la inversión en las nuevas redes.
Como operadores, hemos esbozado una solución de contribución justa que facilita las inversiones y protege a los ciudadanos europeos:
- Una contribución de otras partes a la financiación y sostenibilidad de la infraestructura de conectividad, además de las contribuciones existentes de los usuarios de Internet.
- Una solución basada en la negociación de los operadores con el reducido número de empresas que generan la mayor parte del tráfico de Internet sobre la base de condiciones justas y equilibradas.
- Convertir la infraestructura de conectividad de un mercado de una cara a un mercado de dos caras. En la actualidad, solo los ciudadanos contribuyen a las mejoras de conectividad. En un mercado de dos caras, muy habitual en el mundo digital, los grandes generadores de tráfico pagarían también por el servicio de transporte de tráfico prestado por los operadores de telecomunicaciones.
Un futuro por el bienestar de los ciudadanos
El objetivo de la solución de Contribución Justa es reforzar la sostenibilidad de las inversiones en la red y permitir un despliegue más rápido. Esta solución aborda el aumento de la demanda de tráfico de los grandes originadores de tráfico en beneficio de los ciudadanos de la UE y garantiza que todas las partes contribuyan en su justa medida.
Cuando se cuestiona esta propuesta de los operadores no se suele proponer una alternativa. Mantener la situación actual, como puede entenderse de un cuestionamiento sin alternativa, lleva a la conclusión de preferir o bien no afrontar el reto, negando a los ciudadanos europeos la posibilidad de optar a los beneficios de la digitalización, o bien preferir que los usuarios europeos asuman todos los costes asociados a este proceso. Parece más justo compartir estos costes de forma más equitativa con otros actores, para que no recaiga todo sobre los ciudadanos europeos.
El debate sobre la contribución justa es un debate necesario en beneficio de los ciudadanos europeos. Abordar una solución de contribución justa en Europa es urgente y esencial para garantizar el futuro bienestar de los ciudadanos europeos y la competitividad de la economía europea.