Ahora los datos se han convertido en uno de los recursos más valiosos, ya que pueden transformarse en conocimiento útil. En este contexto es indispensable que las empresas garanticen su integridad, dado que gestionan la confianza digital que los clientes depositan en ellas.
Confianza digital e integridad de los datos
Los datos son un recurso fundamental en el mundo actual. Tanto los usuarios como las empresas, y estas últimas en especial, tienen que protegerlos de manera adecuada para generar y mantener una relación de confianza. Aquí es donde aparece el concepto de confianza digital que es una forma de conocer el nivel de confianza que una empresa u organización consigue crear no solo con sus clientes, también con sus socios y trabajadores en el ámbito online.
La confianza digital está muy relacionada con la integridad de los datos, o integridad informática, es decir, con la garantía de que, por un lado, son fiables y de calidad, y por otro son válidos: no se han modificado sin autorización. Dichos datos podrían verse comprometidos de diferentes maneras como, por ejemplo, un error humano a la hora de ingresar la información en las bases de datos, un acceso no autorizado o un ciberataque, infectando los equipos con virus o un accidente, que provoque un error en la transferencia entre dispositivos.
Cualquiera de ellas puede hacer que la información almacenada se vea comprometida, robada o alterada para los más diversos fines. De esta forma, no solo los datos tienen gran valor, también la confianza digital sobre cómo las empresas y organizaciones los almacenan y tratan.
Pasos para garantizar la integridad de los datos en las empresas
La integridad de los datos se basa en su validez y precisión. Un primer paso para garantizar ambas características es validarlos para que tengan la mayor calidad posible. Después ya se puede llevar a cabo otras acciones como limitar el acceso a ellos, por lo que es conveniente reducir el número de usuarios que los manejar, según el nivel de seguridad que tenga la organización.
A la hora de preservarlos, el software y el hardware que los contienen y soportan deben estar también protegidos, al igual que los mecanismos que se usen para transmitirlos y procesarlos. Es indispensable que lleguen a sus destinatarios sin alteraciones, para lo que es imprescindible desplegar estrategias de ciberseguridad coordinadas.
Las contraseñas y los sistemas de doble verificación también son útiles para confirmar la autorización al acceso de bases de datos o dispositivos de almacenamiento, por ejemplo, evitando códigos sencillos o el almacenamiento en los propios equipos. Así se reducen debilidades que los ciberdelincuentes suelen aprovechar con relativa facilidad.
Monitorizar el ingreso a los servidores donde están los datos es importante también. Tal acción se lleva a cabo comprobando los registros, lo que ayuda a verificar quién ha entrado y si ha hecho algún cambio. Cabe recordar que, si la información se pierde o sufre alteraciones graves, afectará de manera negativa a la imagen de la organización y a la confianza digital depositada por los usuarios, trabajadores y colaboradores.
Cloud Computing para impulsar la confianza digital
Otro modo de asegurar los datos es tener copias de seguridad. Estas posibilitan una recuperación rápida de la información en caso de que se pierda o se vea comprometida. Por este motivo, dichas copias deben guardarse en lugares seguros, como en la nube, ya que los servicios de Cloud Computing suponen una medida de seguridad.
Los servicios en la nube dan servicio a todo tipo de empresas, con independencia de su tamaño, y eliminan los costes y problemas que supone mantener la seguridad de las herramientas de la Tecnología de la Información, y asegura una completa accesibilidad.
¿Por qué es importante la protección de datos digitales en las empresas?
Con la transformación digital, el uso de los datos ha transformado el mundo y la protección de la información ha alcanzado tanta importancia ha sido necesario el desarrollo de leyes específicas para garantizar la privacidad de las personas (también de las propias organizaciones).
La Unión Europea, por ejemplo, lleva más de una década trabajando en este ámbito. Diversas directivas y reglamentos regulan cómo se debe gestionar la información que se maneja. Su objetivo es proteger a los usuarios de los abusos que se puedan dar por parte de las empresas u otros organismos.
Así que, una primera razón para cuidarlos reside en la legalidad. No cumplir con estas normas lleva aparejado multas cuantiosas, que pueden rondar los 20.000.000 €. Pero principalmente, una mala gestión en la protección de los datos afecta a la confianza digital de los usuarios. Sectores como el sanitario son altamente sensibles ya que la información de los pacientes debe ser confidencial.
Además, los datos robados se emplean para todo tipo de actos delictivos, para venderlos a terceros, llevar a cabo estafas u otros delitos como el chantaje. En cualquier caso, es preciso que las empresas cuiden sus medidas de seguridad y garanticen la integridad en cualquier momento y situación.
Las compañías tienen la responsabilidad de cuidar los datos que les entregan sus clientes y colaboradores, y garantizar la confianza digital a largo plazo que la sociedad deposita en ellas.