Según datos de un estudio de Telefónica, Fresno de Sayago (Zamora), 170 habitantes; Atrenzana de Abajo (La Rioja), con 230; San Esteban del Valle (Ávila), 720; o Campezo (Álava) 1.040, figuran entre los pueblos de España, con menos de 2.000 habitantes, mejor conectados con fibra. Por su parte, Hoz de Jaca (Huesca), 71 habitantes; San Miguel de Aguayo (Cantabria), 159; o Ciruelos (Toledo), 679; pueden presumir de estar en el top 10 de pueblos con mejor conexión 5G en nuestro país.
El objetivo de Telefónica es que esta lista sea cada vez más larga y llegar a todos los rincones de nuestra geografía. La dificultad de instalar la red en ciertas zonas, la escasa densidad de población del mundo rural o la dispersión geográfica hacen que el reto de la conectividad total no sea fácil, pero Gobierno y compañías de telecomunicaciones comparten la visión de que cualquier persona, viva donde viva, tiene derecho a gozar de las mismas posibilidades tecnológicas y los mismos servicios y para ello tiene que tener banda ancha. El reto es que nadie se quede atrás y que estas tecnologías sean una herramienta clave en la lucha contra la despoblación.
Fibra y 5G para todos
Para lograrlo, el Gobierno presentó el pasado diciembre el Plan de Conectividad con una inversión pública de más de 2.300 millones de euros para que, en 2025, toda España cuente con Internet de calidad. Por su parte, Telefónica apuesta firmemente por la combinación de fibra y 5G para convertir a nuestro país en el “líder de la hiperconectividad en Europa”. “España alcanzará a finales de 2025 un 100% de cobertura, a lo que se le une la reciente puesta en marcha de la red 5G, que ya llega al 80% de la población”, apunta la compañía en el estudio Sociedad Digital en España 2020-2021.
“El 5G no es sólo una nueva generación de telefonía móvil, es una revolución por sus aplicaciones prácticas para todos los sectores y porque permite ampliar la cobertura de ultra banda ancha en las zonas rurales y en la España vaciada”, subrayaba el presidente ejecutivo de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, en el comunicado que la compañía emitió para informar de su “encendido” del 5G en nuestro país.
No se trata de un lujo sino de una necesidad. Según datos de 2019 del Grupo Banco Mundial, el 19% de la población española vive en el medio rural, un espacio que sin embargo abarca el 90% del territorio de nuestro país. La falta de una red de calidad que permita, entre otras cosas, gestionar un negocio de forma digital o realizar gestiones sencillas con un móvil (como hacer gestiones en la banca online) agranda la brecha rural en muchos municipios. El resultado es incomunicación, una mayor dificultad para acceder a una educación de calidad, falta de empleo y despoblación.
Tanto aquellas personas que tienen posibilidad de teletrabajar como los que buscan nuevas formas de emprendimiento en lo rural precisan de un buen acceso a Internet. Por eso, la llegada de la fibra óptica y el 5G a cada vez más localidades es una gran noticia, afianza la idea de fijar la población al territorio y atrae a nuevos vecinos.
La puerta al futuro para la agricultura y la ganadería
Apoyar y fomentar la digitalización en estas zonas es apostar por su futuro. Es hacer un llamamiento a los jóvenes para que se instalen allí y puedan trabajar en remoto. La Secretaría de Estado afirma que para poder laborar de manera online es necesario alcanzar, como mínimo, los 30 Mb por segundo. No obstante, otros expertos apuntan a que la red debe establecerse en al menos los 100 Mbps para que, sin problemas, puedan teletrabajar varios miembros de la familia y realizar, a la vez, otras actividades digitales.
Pero más allá de hablar por el smartphone, hacer videollamadas, acceder a servicios públicos online o ver series con la misma velocidad y calidad que desde cualquier domicilio en Barcelona o Madrid, la fibra y la tecnología 5G pueden aprovechase para mejorar el sector primario. La digitalización y la conectividad son la puerta a nuevas soluciones, modernas e innovadoras, que repercutan en una agricultura y una ganadería más competitivas y eficientes.
La presencia de sensores y procesadores con conectividad 5G tanto en la maquinaria agrícola como en el terreno facilita, por ejemplo, el desarrollo de la agricultura inteligente. La escalabilidad en la densidad de los dispositivos conectados permite una optimización de las explotaciones agrícolas mediante una mejora de la productividad y selección de los cultivos: control en tiempo real de la humedad del suelo para optimizar los sistemas de regadío, fertilización adaptada a las características del suelo y cultivo, plantado de precisión, detección y control eficiente de plagas… En cuanto a las aplicaciones en el ámbito de la ganadería también se plantean múltiples ejemplos para el cuidado de animales o los sistemas de ordeño automático. Asimismo, una granja inteligente y conectada permite el acceso a los mercados globales, tanto para la venta como para la adquisición directa de productos.
En definitiva, dotar de conectividad a pequeños núcleos de población es avanzar hacia una economía sostenible y conectada con el entorno que hagan del entorno rural un lugar idóneo para vivir y trabajar y que impulse el progreso de sus empresas y habitantes.