Conectar a los no conectados: Un Manifiesto Rural para América Latina

Reducir la brecha digital latinoamericana implica definir soluciones novedosas que se ajusten a las necesidades específicas de las zonas rurales.

Presentación del Manifiesto Rural y conversatorio entorno a la brecha digital en América Latina.
Sara Candela Esteban

Sara Candela Esteban Seguir

Tiempo de lectura: 5 min

La Cuarta Revolución Industrial está provocando profundas transformaciones en las economías y las sociedades a escala global. La pandemia del COVID-19 ha reforzado la convicción de que expandir la cobertura de Internet es una condición necesaria, aunque no suficiente, para el progreso de nuestra sociedad. En América Latina, la región más desigual del mundo, la cobertura y la conectividad pueden ser oportunidades para construir sociedades más sostenibles, justas y donde nadie se quede atrás.

Los obstáculos para poder conectar a todos son dispares. En las zonas rurales, solo cuatro de cada diez latinoamericanos tienen opciones de conectividad, en comparación con el 71% de la población en las ciudades. Estos desequilibrios revelan que las políticas públicas tradicionales se han quedado cortas.

En Telefónica somos conscientes de la necesidad de lograr una inclusión digital efectiva, en la que los beneficios de la nueva era lleguen a todas las personas.  El Manifiesto Rural de Telefónica es nuestra propuesta para el cierre de la brecha de cobertura.

Alfonso Gómez Palacio, CEO de Telefónica Hispanoamérica, durante la sesión “Un Manifiesto Rural para América Latina” durante el Mobile World Congress 2022.

Una propuesta para desarrollar redes rurales inclusivas y sostenibles

Reducir la brecha digital latinoamericana implica definir soluciones novedosas que se ajusten a las necesidades específicas de las zonas rurales. Por ello, Telefónica propone un nuevo modelo que gire en torno a tres ejes: innovación, cooperación y sostenibilidad.

Innovación para crecer

Para llegar a las zonas rurales y más alejadas, se necesita aplicar un enfoque innovador en todos los frentes – en lo tecnológico, lo operativo, lo comercial y lo regulatorio – para lograr, de una vez por todas, superar la brecha de acceso. El uso de nuevas tecnologías como la Inteligencia Artificial y el Big Data, o de soluciones como el Open RAN, pueden dar viabilidad financiera a los casos de negocio que busquen extender servicios a las zonas rurales.

Ahora bien, también hay oportunidad -y necesidad- de aplicar ese enfoque innovador a modelos comerciales y operativos para áreas alejadas, diseñando soluciones que encajen con las necesidades específicas de estas zonas. Son precisamente estas características diferenciales las que deben tenerse en cuenta en la elaboración de marcos regulatorios, de manera que no se conviertan en un desincentivo para el despliegue de redes en zonas rurales. La innovación para la regulación debe ser un habilitador y no un obstáculo.

Colaboración para avanzar más ágiles

Este modelo pretende hacer frente al reto de extender la cobertura en las zonas rurales, lo que implica la suma de esfuerzos de todos los agentes comprometidos con su desarrollo. El tiempo corre en nuestra contra y la necesidad de colaboración es clave e inaplazable. Es urgente que las iniciativas públicas y privadas sumen sus esfuerzos para poder conectar a todos.

La cooperación entre los dos ámbitos debe extenderse más allá de la prestación de servicios de telecomunicaciones, de manera que la conectividad sirva como plataforma para desarrollar otras iniciativas en zonas apartadas. Hablamos de proyectos educativos, sanitarios, financieros o de otro tipo que puedan potenciarse por la disponibilidad de conectividad, y a su vez, supongan una fuente de ingresos que ayude a la sostenibilidad financiera de los proyectos de conectividad rural.

Sostenibilidad para mirar hacia el futuro

Por último, pero no menos importante, es necesario que la cobertura se alcance a través de modelos de negocio sostenibles. El objetivo es que la posibilidad de ofrecer acceso no dependa exclusivamente de los subsidios o contribuciones extraordinarias, sino que sean autosostenibles financieramente sobre la base de sus características administrativas, operativas o comerciales.

Dado que la prestación de servicios en las zonas rurales requiere niveles de inversión y operación más elevados, los casos de negocio deben contemplar modelos operativos ágiles y de bajo coste para ser viables. No solo a través de subsidios temporales, sino también a través de una reducción de las cargas impositivas y tributarias incluyendo la aplicación de incentivos fiscales. Será igualmente necesario el uso eficiente de los recursos de los fondos de servicio universal, el aprovechamiento de infraestructuras ya desplegadas, y la reducción de obligaciones regulatorias cuyos costos asociados deben intentar reducirse al máximo.

El modelo funciona

Los 3 ejes que propone Telefónica para el cierre de la brecha de conectividad en las zonas rurales no son el resultado de un ejercicio meramente teórico, sino que ya se han llevado a la acción a través de experiencias previas. Es el caso de Internet para Todos en Perú (IpT), nacido de la alianza entre: Telefónica, Facebook y BID Invest y CAF. Este proyecto ha logrado expandir la conectividad rural, beneficiando a más de dos millones y medio de los seis millones de personas que vivían en zonas sin cobertura de Internet en el país.

Sin embargo, no podemos conformarnos. Tras haber demostrado que la disrupción financiera, comercial y tecnológica es posible y genera resultados muy positivos, es urgente acompañar este progreso con políticas públicas que contribuyan activamente al cierre de la brecha digital en las zonas rurales de América Latina, sumando esfuerzos públicos y privados. 

Para que estos modelos puedan desarrollarse, necesitamos nuevas políticas públicas con foco en cinco pilares: fomentar la innovación- financiera, regulatoria y tecnológica-; incentivar la colaboración en la compartición de infraestructuras, políticas de competencia y en el impulso de nuevos modelos de acceso y uso del espectro; liberar recursos para inversiones; facilitar el despliegue de infraestructuras y eliminar las barreras técnicas fomentando la neutralidad tecnológica.

Urge construir un camino distinto y sostenible. Un camino que atraiga inversiones a las zonas rurales, que facilite la innovación en los modelos comerciales y tecnológicos y que favorezca la colaboración en todos los eslabones de la cadena de valor digital. Pero, sobre todas las cosas, un camino que ponga verdaderamente en el centro de la solución a los actores fundamentales de este proceso: las personas que viven, estudian y trabajan lugares apartados de América Latina. Nuestro Manifiesto Rural es el primer paso para conseguirlo.

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