El patrimonio histórico y cultural es el conjunto de bienes acumulados a lo largo de la historia en una región determinada. Estos, que pueden ser materiales o inmateriales, forman parte de nuestra civilización y de la herencia de cada país. Además, es un potente impulsor económico por todo lo que mueve en el ámbito del turismo.
Se trata de un legado del pasado que vivimos en el presente y que debemos entregar a las generaciones del futuro. Por ello, requiere un gran esfuerzo de mantenimiento, conservación y mejora en su gestión. Y el potencial que tienen las nuevas tecnologías para proteger la memoria de estas piezas únicas resulta especialmente imprescindible cuando se convierte en objetivo de los terroristas o se desatan conflictos armados.
Tecnología para frenar la estrategia de destrucción
La destrucción de los Budas de Bamiyán en Afganistán, hace más de 20 años, supuso una conmoción mundial sin precedentes. Después, estos atentados contra este tipo de piezas de valor incalculable comenzaron a ser más habituales y formaron parte de planes estratégicos de carácter propagandístico habitualmente llamados “terrorismo de difusión masiva”. La destrucción de varios santuarios de Fallujah en Iraq, el ataque al Arco de Triunfo de Palmira, en Siria, o el atentado con bomba en la mezquita de Balili, en Yemen, entre otros, marcaron una triste actualidad.
¿Qué ocurre en las guerras? Semejantes destrucciones se suceden de modo continuado, y a veces de manera accidental: edificios, modernos y antiguos, funcionales y artísticos, quedan reducidos a escombros a diario. Por no hablar de la erosión provocada por el paso del tiempo o los agentes climáticos y medioambientales. Por ello, los gobiernos deben desarrollar políticas de prevención y utilizar la tecnología para salvar el patrimonio histórico y cultural que ayude a no perder la historia de cada país.
La Unesco lleva trabajando en este planteamiento desde hace varias décadas, sobre todo a partir de la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural de 1972. Esta organización internacional considera que ningún progreso es duradero sin las raíces culturales del pasado, y mantener el patrimonio histórico es imprescindible para conseguirlo.
¿Cómo usar la tecnología para salvar el patrimonio histórico
El desarrollo de ciertas tecnologías las convierte en potentes herramientas para frenar la desaparición del patrimonio cultural de un territorio. Con la intención de impedirlo, está impulsando esperanzadoras iniciativas al respecto en las que la innovación es clave en esta lucha.
Una de las más famosas es sin duda la Realidad Virtual, RV, ya que permite crear modelos digitales interactivos de edificios, monumentos y otros objetos patrimoniales. Con el uso de dispositivos de RV, se pueden explorar estos modelos y experimentar una sensación de inmersión en el entorno histórico. Algo que está teniendo a día de hoy gran acogida, especialmente en los ámbitos educativos.
Para crear estos modelos virtuales se utilizan en ocasiones escáneres láser que crean modelos digitales tridimensionales de alta precisión de edificios, monumentos y otros objetos patrimoniales, que todavía se conservan. Estos modelos pueden ser utilizados para documentar la condición actual de los objetos y para planificar trabajos de restauración o conservación.
El uso de drones también está muy extendido para apoyar el trabajo de arqueólogos, conservadores y otros profesionales involucrados en la preservación de estas piezas únicas. Estos dispositivos capturan imágenes aéreas de monumentos y sitios arqueológicos, que después se procesan para crear modelos 3D y mapas topográficos que ayudan a los científicos a comprender mejor el entorno de los yacimientos y la distribución espacial de los objetos.
Además, existen sistemas de monitoreo y sensores que miden y registran los factores ambientales que pueden afectar la conservación de los objetos patrimoniales, como humedad, temperatura, calidad del aire entre otros.
Backup Ukraine, un soplo tecnológico de esperanza
La colaboración entre la Comisión Nacional Danesa de la Unesco y Blue Shield Dinamarca, una organización sin ánimo de lucro, abrió una vía nueva de actuación. ¿En qué consiste? Se trata de una tecnología de escaneo 3D llamada Polycam que se emplea desde un dispositivo móvil habilitado para documentar en tres dimensiones los escenarios elegidos.
El sistema sube a la nube esa información digital y favorece su difusión mundial, lo que posibilita mantener vivo su disfrute y la identidad cultural que representa. Asimismo, ofrece una consecuencia adicional igual de interesante: servir de guía y referencia para la posterior reconstrucción de los tesoros de los países devastados.
Este sistema se ha utilizado en Ucrania a través de una campaña llamada Backup Ukraine que busca registrar cualquier edificación, monumento, escenario, refugio o ubicación queda documentado digitalmente en la nube y con absoluta precisión mientras existe. Los más innovadores avances tecnológicos y las nuevas soluciones permiten afrontar el reto de salvar el patrimonio histórico y tener una función importante como herramientas de trabajo de arqueólogos, conservadores y otros profesionales involucrados en la preservación del patrimonio histórico.