¿Cómo medir correctamente el impacto social?

Cada vez son más las iniciativas y propuestas que buscan fomentar la empleabilidad de los colectivos más desfavorecidos.

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Cada vez son más las iniciativas y propuestas que buscan fomentar la empleabilidad de los colectivos más desfavorecidos. Sin embargo, una de las principales barreras que se encuentran, tanto ONGs como empresas y organismos públicos, es la ausencia de una métrica compartida a la hora de evaluar los resultados y medir el éxito de sus acciones

En este contexto, ayer tuvo lugar la jornada “De la misión al impacto”, organizada por la Fundación Compromiso y Transparencia, en el auditorio de la Fundación ICO.

El encargado de establecer el marco general de la situación fue Javier Martín Cavanna, director de la Fundación Compromiso y Transparencia, quién destacó que en la propuesta de valor social deben articularse con claridad la misión de la organización, los objetivos que se persiguen y los medios con que se cuenta para conseguirlos.

Cuando las empresas, ONGs y administraciones públicas miden sus resultados, se limitan, en la mayoría de los casos, a recopilar y mostrar datos sobre las actividades que han realizado o el número de personas que se han beneficiado de las mismas. Un error, puesto que dejan al margen la medición de los cambios reales que se han producido en las vidas de los beneficiarios, organizaciones, entorno y sistemas.

Marta Rey-García, profesora de la Universidad de A Coruña, concluyó que para que la medición sirva y se pueda atribuir el impacto, la figura del beneficiario debe estar más cerca de las entidades: “El personal de la organización y los beneficiarios deben entrar por la misma puerta«, afirmó.  Las organizaciones requieren de un modelo teórico que explique el cambio esperado gracias a su intervención. Deberían centrarse en tener “pensamiento de impacto”, es decir, tener claro el porqué de su actividad, el cómo la realizan y los efectos que se esperan. Además, destacó que para evaluar las dimensiones del desempeño organizativo hay que tener en cuenta sus múltiples dimensiones (eficiencia, eficacia, alcance, creación de valor de marca, captación de recursos y apalancamiento).

Pero, ¿cómo escuchar a los beneficiarios? Hay que tratarles de igual a igual y hacer un seguimiento de ellos, para que no vuelvan a la situación de precariedad en la que se encontraban anteriormente. Por lo tanto, hay que fijarse más en el factor cualitativo y no tanto en el cuantitativo, como se está haciendo actualmente: “La ingeniería social no existe”.

Las organizaciones deben reenfocar sus estrategias de medición incorporando métricas de impacto de más largo alcance, pues actualmente no se está reflejando la extensión y la profundidad del trabajo que realizan ni les proporciona información para asignar mejor los recursos a las diferentes actividades que realizan. En este marco, Carlos Martín, socio director de Sustainability Fans, y John Scade, director general de MAS Business, presentaron las herramientas de medición SROI y ONLBG, respectivamente.

¿Cómo seleccionar una u otra herramienta? Primeramente, deben reunir 3 requisitos imprescindibles: ser relevantes, ser asequibles y ser rigurosas. Seguidamente, habrá que pensar en otros muchos aspectos, entre ellos los objetivos perseguidos, el alcance que se quiere obtener, el momento en el que se quiere realizar el estudio, los recursos con los que se cuenta, los plazos de los que se dispone, si se prefieren indicadores cualitativos, cuantitativos o ambos, etc.

Cristóbal Colón Palasí, fundador de La Fageda, puso el broche final al acto, explicando el porqué del éxito de su empresa, detrás de la cual se encuentra un gran proyecto social. Ha logrado con esta iniciativa empresarial emplear al 100% de las personas con discapacidad psíquica y personas con trastornos mentales severos de toda la comarca de La Garrotxa.


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