El concepto de generación de negocio ha cambiado con el paso de tiempo. En la actualidad, es difícil concebir el trabajo de una empresa sin que éste vaya ligado a la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y la sostenibilidad.
Por ello, tanto grandes, como pequeñas organizaciones, se interesan o desarrollan estrategias de RSC. Ponerlas en marcha y actuar según sus recomendaciones es un paso más para que una empresa se comprometa con su entorno.
Según la definición de la Comisión Europea, entendemos por RSC la responsabilidad de las empresas por su impacto en la sociedad, lo que implica que las organizaciones empresariales deben integrar las preocupaciones sociales, medioambientales y éticas; respetar los derechos humanos; y tener en cuenta las preocupaciones de los consumidores. Así, crean valor, pudiendo identificar, prevenir y atenuar las posibles consecuencias adversas.
Implantar una estrategia de RSC que encaje con la visión y la misión de la empresa es una de las principales claves para que esta realmente funcione. Según la guía de Responsabilidad Social que propone la Asociación de Empresas Vascas por la Sostenibilidad (IZAITE) existen cuatro fases para ponerla en marcha:
- 1. Reflexionar sobre el alcance e impacto que puede tener la Responsabilidad Social.
La empresa decide cual es el alcance que la RSC puede tener dentro de su organización, en base a la contribución que ésta hace en la sociedad. Además, decide cuál será su gestión de la eficiencia económica para lograr la mayor aceptación social.
- 2. Elaborar una estrategia de RSC integral e integrada en la estrategia global de la empresa.
En esta fase se debe hacer un análisis de las prácticas existentes, y formular una estrategia con acciones vinculadas a la RSC. También, se deberá identificar cuáles sus grupos de interés y priorizar según los que merezcan más atención según su impacto en la cadena de valor.
- 3. Desarrollo de Programas.
Partiendo de la estrategia y teniendo en cuenta los principales puntos de atención, se debe definir un programa de actuación que incluya las actividades a realizar y con qué medios. Contemplará aspectos como: la dimensión económica de la empresa, la gestión y consumo ambiental, y el aporte social (satisfacción del personal, educación, etc.).
- 4. Comunicación de los resultados.
Informar de las actividades y resultados de las políticas de RSC desarrolladas por la organización. Ello, puede tener un impacto positivo en los resultados finales y especialmente en nuevas oportunidades de negocio.
La Responsabilidad Social Corporativa te mantiene ligado a las prácticas sostenibles y atento a las necesidades de tus stakeholders. ¿Te animas a implantarla en tu empresa?