El ciberacoso: cuando el acoso se traslada a la vida digital

Vivimos en una era digital donde la tecnología nos conecta de maneras como nunca fueron imaginadas, a través de todo tipo de herramientas que desgraciadamente, a veces son utilizadas con fines preocupantes.

¿Qué es el ciberacoso y qué tipos existen?
Tiempo de lectura: 4 min

En este artículo, exploraremos qué es el ciberacoso, quiénes son afectados, su impacto y, lo más importante, cómo podemos evitarlo y combatirlo, especialmente entre los colectivos más vulnerables, los menores.

¿Qué es el ciberacoso y qué tipos existen?

El ciberacoso es cualquier tipo de acoso, intimidación, abuso o difamación donde el medio utilizado es digital.  Este ciberacoso se puede dar entre iguales (adultos contra adultos, menores contra menores, etc), o entre personas que aprovechan su posición de poder (adulto contra menor, mando contra empleado…).  

Existen diferentes tipos de acoso dependiendo de la táctica utilizada, la intencionalidad del acoso y los actores involucrados.

Si hablamos en términos de intencionalidad existen varios tipos:

  • Ciberacoso por exclusión para deliberadamente aislar a una persona de un grupo, conversación o red social. La intención del acosador suele ser menoscabar la autoestima de la víctima.
  • Outing, cuando se publica información confidencial de una persona con la intención de humillar públicamente a la víctima. Es especialmente vulnerable en este caso las personas que pertenecen al colectivo LGTBI+, ya que el término viene de la palabra out, y muchas veces la intención es hacer pública la identidad sexual o de género de una persona, popularmente “sacar del armario”,  sin su consentimiento.
  • Trolling, es el acto de provocar a una persona con insultos y palabras violentas en lugares públicos como foros y redes sociales. La palabra viene derivada de troll, que actualmente describe a una persona con identidad desconocida que publica mensajes provocadores.
  • Grooming, es cuando un adulto, mediante engaño, intenta engatusar a un menor con fines pedófilos. La pablara deriva del verbo inglés groom, que se refiere a conductas de “acercamiento o preparación para un fin determinado”.

Si nos centramos en la táctica utilizada para el ciberacoso nos encontramos con normalmente con dos modus operandi: la creación de perfiles falsos que permiten desde el anonimato realizar el ciberacoso y el fraping que es robo de identidad por el cual el ciberacosador roba un perfil verdadero para hacerse pasar por esa persona y publicar información privada, fotos, videos, etc. para humillarlos en línea.

¿Podemos prevenirlo?

Especialmente en la infancia, la prevención es esencial y requiere un enfoque multifacético que incluya educación, concienciación y el uso de herramientas de ciberseguridad. Desde el filtrado de contenido y el control parental hasta la promoción de una cultura en línea de respeto y empatía, hay muchas formas en que podemos trabajar juntos para prevenir y combatir el ciberacoso.

Es importante mantener un canal de comunicación abierto con los menores donde conozcamos, al igual que en el mundo físico, como transcurre su día a día en el mundo digital (qué redes sociales utilizan, con quienes interactúan, cuáles son sus intereses, etc.) y estar muy pendientes de cualquier cambio repentino de comportamiento que pueda encender las alarmas de que está pasando algo.

Con respecto al grooming, desde Telefónica Argentina, se realizó una campaña de concienciación, llamada Love Story, que es muy impactante y que puede ser una buena herramienta para concienciar a nuestros menores.

¿Qué hacemos si alguien de nuestro entorno es víctima o incluso nosotros mismos?

España es el primer país de la Unión Europea que nos protege como víctimas y que tiene leyes relacionadas con este tema y por ello el ciberacoso puede derivar en una serie de delitos como pueden ser el abuso sexual, la intromisión en el derecho al honor, la intimidad o la integridad moral, y está tipificado en el código penal.

Ante cualquier situación de este tipo lo mejor es:

Escuchar a la víctima y mantener la calma.

  • No interactuar con el sujeto acosador.
  • Recopilar todas las pruebas pertinentes que demuestren el posible acoso.
  • Denunciar los actos para evitar que queden impunes y para evitar que el sujeto acosador vuelva a repetir los actos con otras personas.

En el caso de que la víctima sea un menor, es importante que les recordemos que su primer recurso tiene que ser un adulto y que pueden contarte cualquier cosa que les pueda estar sucediendo en su vida online.  

Además, en caso de duda, el Instituto Nacional de ciberseguridad (INCIBE) tiene una  Línea de Ayuda en Ciberseguridad, llamando al 017. Es un servicio gratuito y confidencial que puede resolver nuestras dudas al respecto.

También existen recursos más relacionados con la protección de los datos que ofrece la Agencia Española de Protección de Datos.

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