Laura Cabo y Lourdes Tejedor – Responsabilidad Corporativa de Telefónica S.A.
– Puedes leer la primera parte de esta entrevista aquí.
El lugar no es importante para innovar. Lo fundamental es que la persona sea capaz de inventarse algo y consiguir a un grupo de gente buena para hacerlo. En España hay empresas muy innovadoras en lugares como Zaragoza, donde está Libelium, una de las empresas más innovadoras en sensores de Internet de las Cosas, por ejemplo; o en Burgos, donde tienes a Hyperbaric, que es líder mundial en una alternativa bestial a la pasteurización.
Sí es cierto que hay sitios menos habituales donde hay innovación pero no hay otro Silicon Valley, porque replicarlo es muy complicado. Estamos ante un lugar donde en muy pocos kilómetros cuadrados se concentran dos de las mejores universidades de Estados Unidos con foco en la tecnología e innovación. Talento donde se concentra el 80% del capital riesgo de Estados Unidos que es, a su vez, el 80% que hay en el mundo, además de numerosas posibilidades de alianzas y ecosistemas.
En el caso de España, hay que mirar más a un país como Israel, mediterráneo y pequeño, que cuenta también con Universidades grandes y en el que el Gobierno ha puesto dinero en manos privadas para invertir en I+D, que han sabido crear muchos vínculos con Silicon Valley, lo que les ha permitido comercializar fuera de sus fronteras.
No, en la actualidad están de moda porque tienen una ventaja: la barrera de entrada es muy baja. El desarrollo requiere muy poca inversión y la distribución es muy fácil. Ahora bien, el 95% de las aplicaciones no se las descarga prácticamente nadie y no obtienen ingresos suficientes para cubrir los gastos de creación. Hacer una app buena y que tenga un gran éxito mundial es muy complicado, y hay muy pocas que lo consiguen. Es un mercado tremendamente sesgado. En general, el mundo del consumidor es sexy para innovar pero es más competitivo y algo aleatorio el triunfo.
Si yo fuera emprendedor me centraría en industrias menos penetradas por las TIC: agricultura, minería, transporte, retail… Pensemos, por ejemplo, que la experiencia de ir a una tienda es casi la misma que hace 50 años. En el último Global Demo Day de Wayra, había una startup brasileña que monitoriza vacas para hacer más efectiva su producción de leche y otros productos. Igual no suena muy atractivo, pero en Brasil hay más vacas que personas jugando al fútbol. Los mercados menos atractivos son, posiblemente los más más sencillos.
Las mejores innovaciones son las de nuevos mercados. Alguien que inventa un producto. Apple es el prototipo con su ordenador portátil, mal llamado smartphone. Son las que aportan más valor para la empresa y la sociedad en general, pero consumen mucho capital.
Después, las empresas hacen innovación sostenible para mejorar el producto. Esto consume menos capital pero crea menos valor. Evidentemente es más barato innovar en un botón o una pantalla de un smartphone, que crear uno nuevo.
En el siguiente paso quieren hacerlo de modo más eficiente y no sólo buscan consumir menos capital sino liberarlo. Si éste se reinvierte en otro producto o mercado, todo va bien, no sé rompe el ciclo, pero muchas empresas lo utilizan para mejorar sus ratios financieros y terminan muriendo.
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Telefónica tiene el compromiso de transformarse como empresa en una Telco digital y, por tanto, uno de los pilares fundamentales es tener servicios digitales ,y para ello, hay que ser innovadores. El reto es doble porque el sector es muy competitivo, y para estar a la altura se necesita un skill diferente del tradicional, hacer las cosas de otro modo, con otra filosofía y una nueva mentalidad. Esto supone un trabajo adicional importante.
En mi opinión, el concepto de innovación en Estados Unidos está mucho más pegado a la comercialización. Allí vas a una universidad, hablas con los ingenieros y lo que tienen en la cabeza es: “A ver qué me invento para poder montar una empresa y hablar con un cliente”. Aquí, este concepto y el enfoque de cómo hacerlo lo tenemos menos desarrollado.
Japón es más similar a Europa. Estamos ante un país que desgraciadamente innovó mucho en su momento pero después no ha sido particularmente innovador. En los últimos años solo tienen un par de cosas destacables, la Wii y el Toyota Prius. Hoy Corea del Sur está como Japón hace años. Venía de ser un país pequeño y menos desarrollado y se ha puesto las pilas, teniendo como proyecto crecer como país a través de la innovación. Ahora encontramos empresas como LG (nacida de dos compañías que copiaban productos japoneses a menor precio) o Samsung, que nació como una copia de Mitsubishi, dos ejemplos que han conseguido superar con creces a las japonesas. Todo esto es lo que Japón hizo en su momento, copiando los productos de Estados Unidos, y China, sin duda, va por ese camino y corre el riesgo de estancarse, si no innova.
– El viaje de la innovación es un viaje de aventuras #Innoviaje
