El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) no da un resquicio para la duda al destacar que existe un consenso científico respecto a que «nuestro modo de producción y consumo energético está generando una alteración climática global, que provoca, a su vez, serios impactos tanto sobre la tierra como sobre los sistemas socioeconómicos.
«El cambio climático nos afecta a todos. El impacto potencial es enorme, con predicciones de falta de agua potable, grandes cambios en las condiciones para la producción de alimentos y un aumento en los índices de mortalidad debido a inundaciones, tormentas, sequías y olas de calor»
La salud del planeta es nuestra salud
Un informe de ISGlobal, con fuentes de la Comisión de Lancet sobre la salud planetaria, la OMS y Eco Health Alliance, establece de forma inequívoca que la salud de la humanidad está totalmente condicionada por la propia salud del planeta.
- Tres de cada 4 nuevas enfermedades infecciosas, como la Covid, tiene origen animal
- Casi un tercio de los brotes de enfermedades infecciosas emergentes están vinculadas a la deforestación.
- Combatir el cambio climático puede evitar 250.000 muertes al año.
- La contaminación del aire mata a siete millones de personas en todo el mundo.
- El agua contaminada enferma a 1.000 millones de personas cada año.
A su vez, un estudio de políticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicado con motivo de la conferencia «Estocolmo+50», concluye que el cambio climático plantea graves riesgos para la salud mental y el bienestar.
Por consiguiente, la Organización insta a los países a que incluyan el apoyo a la salud mental en su respuesta a la crisis climática.
«Casi mil millones de personas viven con trastornos mentales pero, en los países de ingreso bajo y mediano, tres de cada cuatro personas no tienen acceso a los servicios necesarios», sostiene Dévora Kestel, directora del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS.
El pulmón del mundo
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) pone el acento en la necesidad vital de conservar los bosques «que cubren el 31% de la superficie terrestre del mundo, almacenan una cantidad de carbono estimada en 296 gigatoneladas y albergan la mayor parte de la biodiversidad terrestre del planeta.
El Programa Forestal de la FAO ofrece una serie de acciones que equilibren los objetivos económicos, sociales y ambientales para «permitir que la generación actual se beneficie de los recursos forestales y contribuir a lograr la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Alimentar al planeta sin generar deforestación, incorporar la conservación de la biodiversidad en la gestión forestal, apoyar a los países en la gestión de los incendios y las plagas forestales, promover la restauración global de los ecosistemas, contribuir al proyecto de acción contra la desertificación, así como a las iniciativas Alianza por las Montañas y Madera Sostenible para un Mundo Sostenible.
Conciencia social
Uno de los aspectos positivos en el objetivo de revertir el cambio climático reside en que lejos quedan los mensajes negacionistas sin base científica alguna y cada vez hay una mayor conciencia institucional, empresarial y social para reducir el impacto ambiental para disminuir el calentamiento global.
Así lo corrobora en España la encuesta publicada con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente 2022 por la Fundación BBVA, cuyas principales conclusiones revelan que la cultura medioambiental ha calado en el conjunto de la sociedad. Tanto que la mayoría de los entrevistados considera el cambio climático como un reto más grave que el coronavirus (con una media de 7,2 en una escala de acuerdo del 0 al 10)
«La ciudadanía manifiesta una profunda preocupación por la degradación del medio ambiente, considera que la situación es grave y que existe un desajuste entre el reto a resolver y las medidas que, hasta la fecha, se han puesto en marcha para atajarlo.
Sin embargo, no cae en el pesimismo que podría llevar a la inacción: una mayoría –el 55%– estima que si bien el cambio climático es irreversible, algunos de sus efectos sí pueden paliarse mediante la suma de conductas individuales y políticas públicas y un 39% cree incluso que todavía se está a tiempo de revertirlo.
Y esa creciente preocupación por la crisis climática ha propiciado que sea la población la que también tome cartas en el asunto como es el caso de la Asamblea Ciudadana para el Clima que el 6 de junio ha entregado en mano al presidente Pedro Sánchez un total de 172 recomendaciones y una petición muy clara: impulsar “un Pacto de Estado contra el cambio climático, para que esta acción sea algo transversal y no dependa de un partido político o de un gobierno”.
Manos a la obra
Si la terrible pandemia puso en estado de emergencia al mundo y la respuesta farmacéutica, médica, social e institucional ha logrado controlarla, los acontecimientos se han sucedido de forma trágica con la invasión rusa en Ucrania.
Los recursos energéticos son moneda de cambio y ese órdago de Putin ha provocado un efecto reactivo urgente en Europa y sus aliados para dejar de depender de los combustibles fósiles y acelerar la descarbonización en pro de energías sostenibles.
La industria eléctrica, de movilidad y tecnológica ya estaba dando pasos importantes hacia una energía limpia y de autoabastecimiento, pero el tiempo apremia en todos los sentidos.
Así, la respuesta son parques eólicos, solares, basados en la energía hidráulica o en la mareomotriz, al igual que la producción de vehículos eléctricos y el imprescindible respaldo tecnológico y de telecomunicaciones.
En este sentido, Telefónica ha sido reconocida en el Supplier Engagement Ranking 2021 por tercer año consecutivo como compañía líder global por su acción contra el cambio climático.
La multinacional española de telecomunicaciones tiene como objetivos: disminución de sus emisiones en la cadena de valor de un 39% en 2025, respecto a 2016, y llegar a “cero neto” en 2040.
Agenda 2030, última oportunidad
Ante la triple crisis climática, económica y sanitaria que amenaza el avance del desarrollo sostenible a nivel mundial hay un hilo de esperanza con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia.
193 Estados miembros de las Naciones Unidas aprobaron una resolución en la que reconocen que el mayor desafío del mundo actual es la erradicación de la pobreza y afirman que sin lograrla no puede haber desarrollo sostenible.
La Agenda plantea 17 Objetivos con 169 metas de carácter integrado e indivisible que abarcan las esferas económica, social y ambiental. Al adoptarla, los Estados se comprometieron a movilizar los medios necesarios para su implementación mediante alianzas centradas especialmente en las necesidades de los más pobres y vulnerables.