Así maneja tu cerebro tus relaciones sociales

La neurociencia social se centra en estudiar cómo funciona nuestro cerebro en las relaciones humanas y cómo nos conectamos emocionalmente con otras personas.

Descubre más sobre cómo maneja tu cerebro tus relaciones sociales.

Ara Rodríguez Seguir

Tiempo de lectura: 4 min

Entre los aspectos más interesantes de este campo están el anclaje de la mirada, la sincronización de la respiración y su relación con la empatía, que son piezas clave para entender las conexiones profundas que establecemos.

Desde la neurociencia se estudia, muy a fondo, la cuestión del anclaje de la mirada como uno de los elementos más poderosos en nuestras interacciones. Cuando compartimos un momento significativo con alguien, nuestras miradas tienden a sincronizarse, especialmente cuando la conversación involucra emociones profundas. Este contacto visual ayuda a activar áreas del cerebro ligadas a la empatía y al entendimiento mutuo, casi como si el cerebro tratara de reflejar lo que siente la otra persona. Por ejemplo, si estamos escuchando una historia triste y mantenemos el contacto visual con quien la cuenta, podemos experimentar algo similar a esa tristeza, ya que el cerebro procesa la mirada como una señal de conexión emocional. Este «anclaje» es más que una simple costumbre; es un medio no verbal que facilita la comprensión y nos permite responder de forma más cercana y auténtica.

Seguido a esto, encontramos la sincronización de la respiración es otra manera en que nuestros cuerpos reflejan esta conexión emocional. Sin darnos cuenta, cuando compartimos tiempo y emociones con alguien, nuestros patrones de respiración pueden alinearse, creando un tipo de sintonía física que refuerza la conexión emocional. Este fenómeno ocurre naturalmente y tiene que ver con nuestro sistema nervioso, que responde a señales de empatía y cercanía. En momentos donde las emociones son intensas —como cuando estamos disfrutando de una conversación o consolando a alguien—, esta sincronización respiratoria intensifica nuestra conexión y crea una sensación de unidad y de estar “en la misma onda” que la otra persona.

Estas dos sincronizaciones, de la mirada y de la respiración, refuerzan nuestra capacidad de empatía; algo que la ciencia ha comenzado a estudiar recientemente. A través de estos reflejos corporales, nuestras neuronas espejo, que son las encargadas de imitar internamente lo que vemos y sentimos en los demás, se activan. Este proceso nos permite sentir lo que el otro está experimentando, casi como si lo viviéramos nosotros mismos. Así, cuando alguien ríe, sonríe, o se muestra triste frente a nosotros, nuestras neuronas espejo despiertan una respuesta emocional parecida, ayudándonos a comprender mejor las emociones de esa persona. Este tipo de empatía no solo fortalece nuestros lazos, sino que también nos impulsa a actuar de acuerdo a las necesidades del otro: nos acerca a consolar, a acompañar o a celebrar con más autenticidad.

Gracias a la neurociencia social, hoy sabemos que la empatía no es solo cuestión de palabras o de querer ayudar. En realidad, hay señales físicas, automáticas y no verbales —como el anclaje de la mirada y la sincronización de la respiración— que son fundamentales para establecer relaciones de confianza y cercanía. Estas reacciones corporales nos alinean emocionalmente con la otra persona, logrando que comprendamos mejor sus sentimientos y respondamos con más sensibilidad. En conjunto, estos mecanismos son el sustento invisible de nuestras conexiones, que permite que nos sintamos comprendidos y apoyados sin necesidad de hablar. Así, el estudio de la neurociencia social nos muestra cómo las bases biológicas de la empatía refuerzan nuestro sentido de comunidad y nos ayudan a formar vínculos profundos y significativos.

Nazareth Castellanos y el poder del cerebro

Nazareth Castellanos es una neurocientífica y divulgadora destacada en el estudio de la neurociencia y su relación con el cuerpo. Con una sólida formación académica y una extensa trayectoria en investigación, Castellanos se ha especializado en cómo el cerebro y el organismo se interconectan y se influyen mutuamente, y en cómo esto impacta nuestra forma de interactuar socialmente. Y esto es, precisamente, por lo que se ha convertido en la nueva protagonista de Mejor Conectados, una iniciativa de Telefónica. Castellanos explora temas como la empatía, la comunicación no verbal y la reciprocidad fisiológica, ofreciendo una mirada profunda sobre el papel que tiene la neurociencia en nuestra capacidad de conectar con los demás.

Para Castellanos, la neurociencia social es fundamental para entender los aspectos no verbales y biológicos de la comunicación. Destaca que la postura corporal, el contacto visual y la respiración sincronizada son elementos clave para construir relaciones profundas y auténticas. La postura abierta y relajada, por ejemplo, transmite confianza, mientras que una mirada prolongada genera una sincronización emocional e incluso fisiológica entre las personas, que fortalece la empatía y la comprensión mutua. Además, resalta la reciprocidad fisiológica, una alineación de los ritmos corporales (como el pulso y la respiración) que surge de la conexión emocional y facilita la comunicación.

Nos invita a plantearnos el poder de la respiración consciente, que ayuda a reducir el estrés y permite una mayor apertura hacia el otro, creando un ambiente de confianza y cercanía. Para Castellanos, el autoconocimiento a través del cuerpo y la neurociencia social es la base para mejorar la empatía y la conexión con los demás, una visión que ha compartido ampliamente en sus intervenciones como divulgadora científica y que busca inspirar a otros a cultivar una conexión auténtica consigo mismos y con los demás.


Medios de comunicación

Contacta con nuestro departamento de comunicación o solicita material adicional.

close-link
Logo Centenario Telefónica Celebra con nosotros el Centenario de Telefónica
EMPIEZA LA AVENTURA