En el año de su centenario, es importante destacar los 30 años que Telefónica lleva operando en Latinoamérica. No puede entenderse lo que Telefónica es hoy, sin tener en cuenta el proceso de internacionalización que inició en el año 1989 en Chile y que abrió el camino de la expansión a muchas otras compañías españolas. Así, Telefónica es hoy el principal operador europeo de telecomunicaciones en América Latina con presencia en 9 países de la región, incluyendo Argentina, Brasil, Colombia, Perú, Chile, México, Ecuador, Uruguay y Venezuela. Telefónica cuenta con más de 226 millones de accesos y cerca de 64 mil empleados en la región y es un actor fundamental en el proceso para la transición digital, verde y social en América Latina.
Por todo lo anterior, contemplamos con particular interés e ilusión el reciente anuncio de la Comisión Europea de la conclusión de las negociaciones sobre el Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y el Mercosur. Telefónica tiene operaciones en tres países miembros del Mercosur: Brasil, donde operamos bajo la marca Vivo, el operador más grande del país, Argentina, donde tenemos Telefónica de Argentina, uno de los principales operadores del mercado, y Uruguay, donde tenemos una importante operación móvil.
El Acuerdo con Mercosur contribuye firmemente a avanzar hacia la Autonomía Estratégica Europea
El acuerdo UE-Mercosur es el mayor y más ambicioso acuerdo comercial jamás negociado por ambas partes, proporciona certidumbre regulatoria tanto para el comercio de bienes como para el de servicios y establece mejores vínculos comerciales entre mercados de 440 y 260 millones de consumidores, respectivamente. Pero, además, el acuerdo político que se alcanzó hace 5 años es crucial para avanzar en el camino de la soberanía estratégica europea.
En Telefónica estamos convencidos de que el comercio, la cooperación internacional y el desarrollo sostenible van de la mano y este acuerdo es un instrumento relevante en ese sentido. El Acuerdo UE-Mercosur, incluye disposiciones avanzadas en materia de desarrollo sostenible que fomentarán la cooperación y ayudarán a mitigar el cambio climático al obligar a ambas partes a implementar de forma efectiva el Acuerdo de París.
En nuestra opinión, el crecimiento del comercio resultante del acuerdo apoyará la transformación en curso hacia una economía más sostenible en los países del Mercosur.
Un Acuerdo particularmente relevante para Telefónica
El Acuerdo abarca asuntos de relevancia para el Grupo Telefónica, en particular, el acuerdo podría ser muy beneficioso en términos de prevención de prácticas anticompetitivas y regulación sectorial y considera disposiciones en relación con aspectos clave para nuestro negocio, como la gestión eficiente del espectro garantizando procedimientos justos y transparentes en futuras asignaciones.
Desde la perspectiva del sector, el capítulo sobre Servicios de Telecomunicaciones tiene un amplio alcance y proporciona certidumbre regulatoria al asegurar la independencia de las Autoridades Reguladoras. Además, las partes se comprometen a simplificar los regímenes de autorización para la prestación de los servicios, lo que puede ser muy beneficioso para un sector altamente burocratizado.
Por último, el acuerdo también podría ser beneficioso en términos de poder compartir experiencias y resultados de nuevas regulaciones digitales, como la Ley de Mercados Digitales o la Ley de Servicios Digitales, que la UE ha puesto en marcha.
En el capítulo sobre servicios de telecomunicaciones, el Acuerdo protege fuertemente el «derecho a regular» a fin de no limitar la capacidad de las partes para prestar servicios públicos. Con este fin, el Acuerdo incluye disposiciones relativas a la regulación del sector (concesión de licencias, gestión de recursos escasos y/o obligaciones de servicio universal), así como disposiciones para prevenir prácticas anticompetitivas.
También incluye disposiciones destinadas a proteger los derechos de los usuarios en materia de itinerancia o privacidad de las comunicaciones. En concreto, el artículo 27 del Acuerdo establece sobre las prácticas anticompetitivas: «Las Partes introducirán o mantendrán medidas apropiadas con el fin de impedir que los proveedores que, solo o conjuntamente, sean un proveedor importante incurran en prácticas anticompetitivas o las mantengan«.
Asimismo, en materia de telecomunicaciones establece un mecanismo de solución de controversias incluido en el artículo 33 del propio capítulo, «En caso de que surja una controversia entre proveedores de redes o servicios de telecomunicaciones, la autoridad nacional de reglamentación correspondiente, a solicitud de cualquiera de las partes, emitirá una decisión vinculante para resolver la controversia en el plazo más breve posible«.
A pesar de eso, hubiera sido positivo incluir un mecanismo para plantear arbitrajes de inversión a las personas de derecho privado. Lo anterior contribuiría a atraer la inversión dotándola de una mayor certeza jurídica garantizando que los conflictos que puedan surgir se resuelvan mediante un procedimiento independiente sujeto a derecho internacional.
El Capítulo XX, sin embargo, sí establece un mecanismo de resolución de controversias para los Estados y bloques de integración que contempla consultas, mediación y arbitraje para litigios transfronterizos que tengan su origen en las relaciones comerciales.
Además, otro beneficio tangible será la posibilidad de competir en igualdad de condiciones en materia de contratación pública. La Comisión Europea subraya que se trata de «una novedad para cualquier tercer país, ya que el Mercosur ha restringido anteriormente sus licitaciones públicas a empresas internas«.
En nuestra opinión, el Acuerdo de Asociación UE-Mercosur ofrece una oportunidad única para contribuir al crecimiento económico de ambas regiones mediante la creación de nuevas oportunidades de mercado para bienes y servicios, la creación de puestos de trabajo y el fomento de las inversiones al dar estabilidad a las mismas y proporcionar un marco de mayor certeza jurídica.
El acuerdo también proporcionaría una vía para la cooperación entre dos bloques, fundamentales para hacer realidad una economía más sostenible. La no ratificación del acuerdo dejaría a la UE y al Mercosur con menos instrumentos para construir la confianza mutua y cooperar para enfrentar los desafíos globales. Además, la falta de ratificación llevaría a que los países del Mercosur deriven su actividad comercial hacia otros socios comerciales con menores estándares regulatorios en materia medioambiental y laborales.
Agradecemos los esfuerzos de las partes y apoyamos plenamente a la Comisión Europea y a los países del Mercosur en su objetivo de avanzar hacia la conclusión del Acuerdo. Esperamos poder verlo ratificado muy pronto.
