Todos los emprendedores se lanzan a la creación de su negocio con el objetivo de crear riqueza y trabajo, pero los emprendedores sociales además, quieren que sus productos y servicios sirvan como soluciones a los problemas con los que convive la sociedad. 2.800 millones de personas, casi la mitad de la población mundial, viven en pobreza, y de ellos, más de 1.000 millones viven con menos de un dólar al día.
No hay un único ámbito en el que operar, las dificultades que presenta la sociedad son múltiples y variadas, y por ello los emprendedores sociales tienen un amplio abanico de posibilidades para focalizar sus proyectos. Sólo se necesita en palabras de Bill Drayton, fundador de Fundación Ashoka -referente internacional en emprendimiento social-, “tener la capacidad de crear un negocio con vocación social donde otro vería una idea descabellada, redefiniendo al mismo tiempo el significado del éxito y beneficio empresarial”.
Ashoka, apoya en la actualidad a más de 3.000 emprendedores sociales en 72 países, entre los que se encuentra España, con 23 proyectos respaldados. Esta fundación define los 5 criterios principales por los que considerar un emprendimiento social: nueva idea con potencial de cambiar un sector, creatividad, persona emprendedora, principios éticos sólidos e impacto social.
En su estudio de 2013 sobre el impacto del emprendimiento social, afirman que el 70% de los emprendedores sociales encuestados trabajan con población urbana, y en su mayoría con jóvenes, el 60%. En cuanto a la procedencia de su financiación y la manera en la que prefieren ser ayudados, el 85% de ellos asegura que a través de financiación no limitada, y al 84% les gustaría que se les facilitase el contacto con financiadores potenciales.
Pero, ¿cuál es el perfil de un emprendedor social?
Como se deduce de las necesidades de los proyectos, el emprendedor social debe ser innovador y estar orientado hacia el bien común. Para la Escuela de Emprendedores Sociales del Centro de Iniciativas emprendedoras de la Universidad Autónoma de Madrid (CIADE), el emprendedor social también debe ser capaz de gestionar una red compleja de relaciones y organizar de forma eficiente la gestión, en ocasiones, de recursos muy escasos o de carácter temporal.
Si tienes una idea relacionada con este ámbito y no sabes como gestionarla, en la actualidad existen estudios superiores que ofrecen la formación necesaria para llevarlo a cabo. En Nueva York The School for Social Entrepeneurs, y en España, la EOI imparte un MBA con especialización en empresa social.
Las historias son variadas, desde el Enlace Hispano Americano de Salud (EHAS), promovido por Andrés Martínez, hasta la organización de Pilar Mateo, Ciencia y Conocimiento en Acción para erradicar enfermedades endémicas en el tercer mundo, pasando por muchas otras como UEIA o Wayra UnLtd, una iniciativa para promover el emprendimiento social impulsada por el Gobierno Británico, la Fundación Social UnLtd y Telefónica, con su aceleradora Wayra. En definitiva, los emprendedores sociales dibujan una sociedad mejor, más ética, responsable y comprometida con los seres humanos.
Imagen: Aquopshilton