Rocío Hernández
Modernizar las normas para profundizar en el Mercado Único Digital es siempre una buena noticia. Esto se debe a que las recientes iniciativas legislativas del Parlamento Europeo facultan a sus ciudadanos a mejorar su experiencia digital y beneficiarse de los servicios de contenidos digitales más allá de las fronteras, independientemente de dónde vivan y desde dónde se acceda al contenido.
Sin embargo, instamos a tener en cuenta algunos principios como la territorialidad, la exclusividad y la libertad contractual para evitar el efecto negativo que esta iniciativa podría tener con el tiempo sobre la industria cultural y los ciudadanos europeos.
En 2015, la Comisión Europea se comprometió en su estrategia de mercado único digital garantizar un mejor acceso online por Europa: «con este fin, la Comisión propondrá soluciones que maximicen las ofertas disponibles para los usuarios y que abran nuevas oportunidades para los creadores de contenidos, preservando al mismo tiempo el financiamiento de los medios de comunicación de la UE y el contenido innovador«, dijeron.
La Comisión ha presentado varias propuestas legislativas con un claro objetivo final: garantizar el acceso transfronterizo al contenido a los ciudadanos europeos, independientemente de dónde viven y desde dónde se accede al contenido.
Hay algunos aspectos de las propuestas actuales que tendrían que ser reconsiderados. La propuesta más problemática es el Reglamento por el que se establecen normas sobre el ejercicio del derecho de autor y los derechos conexos aplicables a determinadas transmisiones online de organismos de difusión y retransmisiones de programas de televisión y radio. Esta iniciativa prevé la aplicación a los servicios en línea de los principios consagrados en la Directiva sobre la radiodifusión vía satélite y la distribución por cable, especialmente su «principio del país de origen» (CoO). CoO se trata cuando una acción o servicio se realiza en un país pero se recibe en otro.
Los debates en el Parlamento Europeo ya han empezado. La diputada del Parlamento Europeo Julia Reda hizo algunas propuestas de gran alcance pidiendo abiertamente extender el principio del país de origen a la adquisición de derechos de autor de todos los servicios en línea suministrados por los organismos de radiodifusión (servicios de difusión por Internet) y a todas las plataformas VOD independientes (Netflix, plataformas HBO).
En otras palabras, el informe de Reda trata de extender el «principio del país de origen» (CoO) a todos los servicios en línea suministrados por los organismos de radiodifusión (y no solo «auxiliares» a su difusión, como el diferido y la transmisión simultánea por radio).
Si esta sugerencia se mantuviera en el texto final del Reglamento, podría erosionar inevitablemente la diversidad cultural y lingüística de Europa. Esto conduciría, al final, a una pérdida de valor y elección para los consumidores europeos, con un impacto muy negativo.
Cabe destacar que la evaluación de impacto anterior realizada por la Comisión Europea reconoce claramente que la aplicación del principio del país de origen a las transmisiones en línea se limitaba a los servicios en línea de radiodifusión que son auxiliares de la emisión inicial y no a las transmisiones en línea que no están vinculadas a una difusión como los servicios de difusión por Internet. Es decir, los servicios de vídeo bajo demanda de los organismos de difusión deberían estar fuera de su alcance (BBC IPlayer). La Comisión afirma incluso que la ampliación de los beneficios a los organismos de radiodifusión por Internet generaría inseguridad jurídica para los titulares de derechos y podría conducir a una reducción del nivel de protección.
Si la opinión de Reda tiene éxito, forzará a los titulares de derechos a entrar en modelos europeos de concesión de licencias que socavan el funcionamiento del mercado de producción y distribución de películas audiovisuales, televisión, contenidos deportivos en la UE, lo que al final perjudicará a los consumidores. También socavaría la libertad comercial de la que depende actualmente el éxito del sector cinematográfico y televisivo.
Si el principio del país de origen se extiende a todos los servicios en línea, los organismos de radiodifusión podrán poner a disposición su contenido en toda la UE solo pagando derechos en su país de origen. Esto implicaría que la licencia del principio del país de origen se aplicaría automáticamente a los otros 27 Estados miembros. Por lo tanto, pondría en peligro el principio de concesión de licencias sobre una base exclusiva y territorial que consideramos esencial para mantener el modelo de financiación de la producción audiovisual europea, tal como se ha expuesto anteriormente.
Telefónica pide a los legisladores de la UE que consideren cuidadosamente las consecuencias negativas de la propuesta actual, no solo para la industria europea, sino también para los ciudadanos europeos si los principios de territorialidad, exclusividad y libertad contractual no se mantienen en el futuro marco de derechos de autor de la UE.
En la misma línea, las investigaciones antimonopolio actualmente abiertas con respecto al modelo de distribución de los estudios más grandes de Hollywood, apuntan también a la eliminación de esos principios al cuestionar la exclusividad territorial absoluta de los contratos de distribución.
Sin embargo, las afirmaciones de los cineastas sobre la necesidad de derechos exclusivos y restricciones territoriales parecen estar ganando terreno con el Comisario de Competencia. De hecho, la Comisaria Vestager hace poco reconoció ante el Parlamento Europeo (en su discurso del día 24 de enero) que estos principios podrían ser necesarios en esta industria: «Nuestras reglas reconocen que las barreras entre los mercados nacionales pueden justificarse según ciertas condiciones» y «entendemos que la venta de derechos exclusivos puede ser importante para recaudar el dinero que los cineastas necesitan«.
En conclusión, en lo que respecta a las propuestas legislativas destinadas a lograr el acceso transfronterizo al contenido, los colegisladores de la UE deben tener en cuenta la existencia de aquellos actores de la UE que tienen una huella pequeña o nacional en comparación con aquellos de alcance mundial.
La reestructuración de estos mercados a lo largo de líneas paneuropeas llevaría a la dominación de los pocos actores ya posicionados en varios mercados nacionales. Esto socavaría la competencia, reduciría la variedad de contenidos ofrecidos a los consumidores de la UE y, en última instancia, destruiría gran parte de la inversión en contenidos originales europeos.