Esa innovación que, aunque suene futurista, ya forma parte de nuestro día a día, y que gracias a gigantes como OpenAI y Meta, se ha convertido en algo más tangible y cercano. Durante décadas, nos han contado que algún día las computadoras podrían pensar por sí solas, conversar profundamente con nosotros e, incluso, sentir emociones. Aunque aún estamos lejos de esa realidad, en los últimos años hemos dado pasos de gigante hacia esa dirección.
ChatGPT
OpenAI, con su ChatGPT, ha conseguido algo impresionante: que hablar con una máquina se sienta casi como charlar con un amigo. No necesitas ser un experto en tecnología para interactuar; simplemente escribes lo que piensas y obtienes una respuesta que, sorprendentemente, tiene mucho sentido. Recuerdo cuando aparecieron asistentes como Siri o el Asistente de Google. Eran interesantes, pero no terminaron de encajar del todo. Solo los más curiosos se animaban a probarlos, y aunque algunos los usaban a diario, no lograron conectar masivamente con las personas.
Se intentó acercar esos asistentes a nosotros cambiando las voces robóticas por otras más amables y familiares, pero eso no fue suficiente. A pesar de que el Asistente de Google parecía bastante inteligente, respondiendo casi cualquier pregunta gracias a su capacidad de indexar la web, no logró convertirse en un tema de conversación en la mesa familiar. Siempre había una barrera invisible entre nosotros y la máquina, y esa sensación de estar hablando con algo no humano nos mantenía a distancia. Cualquier pequeño error en la pronunciación nos recordaba que, al fin y al cabo, seguíamos hablando con una máquina.
Pero OpenAI rompió esa barrera con ChatGPT. Ahora, simplemente escribes lo que se te ocurra, y la IA te responde, sin necesidad de fórmulas mágicas como «OK Google». Esta apertura lo hace mucho más accesible, y lo mejor es que ChatGPT siempre te entiende, sin importar si mezclas idiomas, usas modismos o simplemente eres directo. Cada interacción es única y sorprendente.
La IA al alcance de millones de personas
Ahora, Meta ha dado un paso más al llevar esta IA a WhatsApp, poniéndola al alcance de millones de personas en todo el mundo. Ya no es necesario buscar en algún rincón escondido de tu teléfono para encontrarla; ahora está ahí, entre los chats de tu madre, tu hijo o tu mejor amigo.
La IA se ha vuelto tan accesible que casi parece otro contacto más en nuestra lista. Ya no podemos ignorarla, está presente en nuestras vidas y, nos guste o no, tendremos que aprender a convivir con ella.