Search Menu

23 de abril, Día del Libro

Oficialmente se conmemora en todo el mundo desde 1996, aunque en España ya se hacía desde los años 20. Su celebración el 23 de abril homenajea a grandes de la literatura universal, aunque la exactitud de la fecha genera alguna controversia…

Telefónica

1996: primera edición del Día Mundial del Libro

En la 28ª reunión de la Conferencia General de la UNESCO, celebrada entre octubre y noviembre del año 1995, se proclamaba el 23 de abril como Día del Libro. De hecho, y oficialmente, se trata del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor.

Suscríbete al blog de Telefónica y entérate antes que nadie.





Por lo tanto, 1996 se convertiría en el primer año en el que se celebraría oficialmente esta efeméride en el ámbito mundial.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (de donde surge el acrónimo de la UNESCO) tomaba en consideración para este reconocimiento que “el libro ha sido, históricamente, el elemento más poderoso de difusión del conocimiento y el medio más eficaz para su conservación”.

Además, esta organización insistía en que “toda iniciativa que promueva su divulgación redundará oportunamente no sólo en el enriquecimiento cultural de cuantos tengan acceso a él, sino en el máximo desarrollo de las sensibilidades colectivas respecto de los acervos culturales mundiales y la inspiración de comportamientos de entendimiento, tolerancia y diálogo”.

¿Por qué el 23 de abril?

La elección de la fecha el 23 de abril se explica porque ese mismo día en idéntico año, en 1616, se produjeron los fallecimientos de grandes nombres de la literatura universal: Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega.

Pero… ¿fue realmente así? Conozcamos algunas curiosidades al respecto.

¿Murieron realmente el mismo día Cervantes y Shakespeare?

Pese a que la UNESCO fijara la fecha del 23 de abril ante el deceso de dos de los autores con más renombre de la literatura universal -con todo el respeto para Gómez Suárez de Figueroa, también conocido como Inca Garcilaso de la Vega-, no está tan claro ni que Cervantes ni Shakespeare murieran en el mismo día.

Y no, no es que la UNESCO se lo inventara para darle más lustre a la jornada: malentendidos y cambios en los calendarios tuvieron la culpa.

En el caso del autor del Quijote (nacido en Alcalá de Henares en 1547, eso sí está claro), y tal y como reconoce la Real Academia de la Historia, realmente falleció el 22 de abril de 1616 en Madrid.

¿De dónde surge la confusión con el 23 de abril? Pues de una simple equivocación: hubo un tiempo en que se consideró como la fecha de la muerte la que realmente había sido la del entierro, desarrollado en el Convento de las Trinitarias Descalzas de Madrid.

Muerte de Shakespeare

En el caso del autor británico, la confusión sobre la fecha surge del uso de diferentes calendarios. Algo que, como curiosidad, tiene también su incidencia en la celebración del 8 de marzo como Día de la Mujer.

Pero volviendo al fallecimiento de Shakespeare, lo que sucedió fue que realmente sí murió un 23 de abril… pero del Calendario Juliano, que era el utilizado entonces en Inglaterra.

Sin embargo, en España ya había entrado en funcionamiento el Calendario Gregoriano, por lo que, pese a que Shakespeare sí falleció el 23 de abril de 1616, la equivalencia en ese momento en España sería con el día 3 de mayo.

Así que la polémica respecto a la coincidencia en la fecha está servida.

Orígenes previos del Día del Libro

Habrá quien diga que el día mundial del libro se celebraba ya antes de la proclamación oficial por parte de la UNESCO en los años 90… y tendrá razón.

Y es que 1996 es la fecha en la que se instaura de manera formal en el ámbito internacional.

Sin embargo, en España esta celebración se remonta a 1923, cuando el escritor Vicente Clavel Andrés propuso a la Cámara Oficial del Libro de Barcelona que se conmemorara una jornada específica dedicada a los libros.

Aprobada por el rey Alfonso XIII en 1926, la fecha en la que comenzó a celebrarse la jornada fue el 7 de octubre para, en 1930, pasar a establecerse ya el día 23 de abril.

El Edificio Telefónica y la literatura

En la serie de artículos sobre la historia de la compañía que publicamos en 2024 con motivo del Centenario, en el post sobre la década de 1930 explicábamos que el Edificio de Telefónica de la Gran Vía de Madrid había sido un testigo de excepción de la Guerra Civil española.

En el contexto de este conflicto bélico, el edificio tuvo vinculación con escritores de renombre internacional como Ernest Hemingway, Antoine de Saint-Exupèry, Josephine Herbst o John Dos Passos, quienes enviaban desde el rascacielos sus crónicas de guerra.

De hecho, el escritor Arturo Barea contaba con un despacho en el propio edificio en su calidad de responsable de censura de la prensa extranjera del bando republicano. Unas vivencias que reflejó en su famosa trilogía ‘La forja de un rebelde’.

Su compañera y también escritora, Ilsa Barea-Kulcsar, escribió una novela titulada precisamente ‘Telefónica’ sobre sus vivencias como corresponsal extranjera, dado que ella era austríaca. La novela fue escrita en 1938 y cayó en el olvido hasta su publicación en el año 2019.

Compártelo en tus redes sociales


Medios de comunicación

Contacta con nuestro departamento de comunicación o solicita material adicional.

Exit mobile version