Sofía Montes Díaz-Rato – RC y Sostenibilidad
La celebración de la Cumbre del Cambio Climático en París a finales de 2015 (COP21), trae consigo la previsión de grandes avances en materia de RSC: éste será el año de los cambios, el año para pasar a la acción y para llevar a cabo las medidas que fueron propuestas. Así lo aseguraban los grandes expertos en la materia durante la celebración del encuentro “RSE y competitividad. Un modelo para España”, organizado por Forética recientemente en la sede del Ministerio de Empleo y Seguridad social. “Será el momento de cambiar los Power Point por tablas de Excel”, aseguraba Fernando Riaño, Presidente de la Junta Directiva de Forética.
Igual que fue imprescindible la participación de las grandes empresas en el Acuerdo de París, es fundamental que todos tomemos parte activa en el cambio. El peso de este desafío no puede recaer exclusivamente en la administración pública. Todos debemos tomar parte activa en el cambio. En palabras de Carmen Casero, Directora General de Economía Social, Trabajo Autónomo y RSE “todos hacemos país, todos tenemos esa responsabilidad. Nuestra Responsabilidad Social es viva, inclusiva y todos tenemos que trabajar y sacar lo mejor de nosotros” tenemos que seguir afianzando los cimientos y ser un referente en el ámbito internacional. Para ganar en competitividad tenemos que sumar actores.
Las empresas necesitan desarrollar Políticas de Responsabilidad Social y es cierto que se aprecia un claro entusiasmo en impulsar nuevas iniciativas pero en algunas ocasiones las ideas se quedan sólo en ideas y hay que incorporar la RSE a la agenda de los Consejos. Además “introducir la RSE en los Consejos de Administración conseguirá que las organizaciones tengan identificadas una comisión específicamente encargada de la RSE”. Así lo afirmaba José Luis Lizcano, director gerente de la Asociación Española de Contabilidad y Administración de Empresas (AECA), para “elevarla a la categoría estratégica desde el punto de vista organizativo”.
Es necesario hacer ver que la RSE también es algo rentable tanto para las empresas como para la marca España hecho que se ha visto reflejado en los presupuestos anuales de las grandes empresas del país donde la inversión socialmente responsable ha crecido.
Organizaciones como Forética han creado “carteras sostenibles y socialmente responsables” que además son eficientes desde el punto de vista económico. La reducción de riesgos y las nuevas oportunidades del mercado están llevando a los inversores a estar pendientes también de la información no-financiera gracias a lo cual durante el último año han aumentado los “informes integrados” y se han convertido en la nueva tendencia como se puede apreciar en el informe de la Asociación Española de Contabilidad y Administración de Empresas (AECA) “El informe integrado: Primeras aproximaciones de aplicación. El caso español”.
Algo está cambiando, eso está claro: el pasado año la gobernanza global por fin hablaba seriamente y de una vez sobre el cambio climático, sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda de Naciones Unidas y eso es un gran paso. “Estamos viviendo un momento mágico”, aseguraba Asunción Ruiz Directora Ejecutiva de SEO/BirdLife, “estamos viviendo una sacudida ciudadana, la transformación no será posible si no se pone un corazón ambiental en el modelo de producción”. Tras la directiva de la Comunidad Europea de Comunicación de las Empresas se ha elevado el rango de la información no-financiera al de la financiera. Durante este año, la Comisión Europea reportará un informe con puntos a cumplir durante la elaboración del informe de sostenibilidad. Y “debería haber una estructura para mapear quién está aplicándolos” añadía Lezcano.
El hecho de que dos actores fundamentales como China y Estados Unidos se hayan sumado al carro de la COP21 demuestra la realidad de este cambio. “La COP 21 no es perfecta pero ha sido histórica”, añadía con rotundidad Asunción Ruiz. En efecto, la COP21 ha sido histórica, pero habrá que seguir trabajando para que todas esas ideas tengan un resultado real.