Las redes de telecomunicaciones han demostrado ser la columna vertebral de nuestras sociedades y economías durante la emergencia sanitaria del Covid-19 y lo seguirán siendo en los próximos años. Nos encontramos en un punto de inflexión, donde las nuevas redes no serán una mera evolución de lo existente, sino una revolución cuyo alcance todavía no podemos imaginar.
Las redes del futuro serán de arquitectura abierta, virtualizadas, programables, flexibles, automatizables y personalizables como respuesta a las necesidades que demandará la sociedad digital.
Serán abiertas porque permitirán que equipos de distintos proveedores funcionen prácticamente plug&play (en español “conectar y usar”). Los equipos ya no serán especializados sino genéricos, permitiendo así la incorporación de nuevos suministradores multiplicando la oferta y la competencia.
Serán virtualizadas porque desacoplarán el hardware del software. Esta softwarización de la red permitirá realizar todas las funciones mediante programación, y no basándose en equipos especializados, lo que aumentará el abanico de equipos utilizables, siendo además intercambiables.
Con esta virtualización podremos programar nuestras redes, añadir nuevas funcionalidades en el momento que queramos sin necesidad de cambiar ningún equipo físico porque bastará con la carga de nuevo software, sin discontinuidad en el servicio.
Serán flexibles, permitiéndonos colocar las funciones de red allí donde más sean necesarias en cada momento. Por ejemplo, en las inmediaciones de un estadio de futbol, durante el fin de semana se podría dedicar más capacidad de proceso (hardware) de las estaciones base a procesar video, o mensajería, mientras que durante los días laborales podría utilizarse esa misma capacidad de proceso para computación en la nube de proximidad (Edge Computing).
Dado que la inteligencia de las redes del futuro estará basada en software y que además son flexibles, podremos automatizarlas, esto es, que ante situaciones determinadas las redes se autoconfiguren siguiendo unos principios preestablecidos, a los cuales además podremos aplicarles técnicas de Inteligencia Artificial y Deep Learning para optimizar su uso.
Y con todas estas funcionalidades, podremos, personalizarlas. Así, podremos dar a cada sector industrial una red adaptada a sus necesidades. Unas con una muy baja latencia, otras con capacidades de muy baja potencia o con billones de diferentes accesos (IoT), o con necesidades de gran ancho de banda, o con necesidad de proceso en el borde de la red.
Y todo esto permitirá que sobre estas redes se genere una nueva ola de innovación que no solo vendrá de unas pocas empresas especializadas, sino que se podrán sumar empresas especializadas en software. Además, cada operador podrá diseñar las capacidades que incorpora a su red, de forma que las redes ya no serán todas iguales y estaremos ante un nuevo paradigma de competencia donde quienes diseñan las redes y sus capacidades serán los propios operadores.
El compromiso de Telefónica con las redes del futuro
Telefónica apuesta decididamente por este tipo de redes y se ha comprometido con:
- La utilización de tecnologías habilitadoras como Open-RAN y en el desarrollo de estándares abiertos, como O-RAN Alliance y ETSI.
- La divulgación de las ventajas que las tecnologías abiertas suponen, como Open-RAN Policy Coalition y Telecom Infra Project
- La implementación de las propias redes abiertas que son necesarias, como el Memorando de entendimiento de operadores europeos sobre Open – RAN (MoU).