El espectro radioeléctrico es el cauce por el que viajan las comunicaciones inalámbricas en la actualidad. Es un recurso escaso que los gobiernos tienen la responsabilidad de administrar de forma inteligente y eficiente con una visión holística de largo plazo. Esto convierte al espectro en un elemento fundamental para la digitalización de la sociedad y la economía que no debe responder a necesidades ocasionales de financiación del sector público.
La escasez artificial de derechos de uso de espectro encarece los despliegues e impacta negativamente en los usuarios finales, que tendrán a su disposición menos capacidad de red a un precio mayor. Sin embargo, la escasez de espectro en alguna banda puede también producirse porque la demanda sea mayor que la oferta y, de hecho, esta es la situación más habitual.
La forma en la que se asigne el espectro en esos casos es crítica y, hasta el momento, las condiciones establecidas en los procesos de licitación de espectro suelen buscar: incrementar el nivel de competencia en el mercado final determinando el número de competidores, llevar el servicio a áreas donde no es rentable mediante obligaciones de cobertura, y maximizar los ingresos para el Estado.
El resultado de estos objetivos políticos contradictorios suele ser que los clientes no pueden disfrutar de las redes que necesitan ya que los limitados recursos de los operadores acaban dedicados a comprar espectro a unos precios artificialmente elevados en lugar de a mejorar la cobertura y capacidad ofrecida a los usuarios. Para revertir esa situación, es necesario un cambio en los procesos de licitación que incluya:
- Limitar las reservas de espectro para entrantes y operadores pequeños a casos claros de falta de competencia que no se puedan remediar con las medidas previstas en el marco regulatorio.
- Fijar los precios de reserva en base al valor del espectro en los usos alternativos, y no en función de la estimación de la disponibilidad a pagar.
- Proporcionar incentivos económicos a los operadores para que ofrezcan compromisos de cobertura a cambio de reducciones en pago de cuotas de espectro.
- Incrementar la duración de las licencias nuevas y posibilitar la renovación de las licencias existentes a cambio de compromisos de cobertura o capacidad, cuando ello no tenga un impacto relevante sobre la competencia.
Es habitual que frecuencias potencialmente útiles para el servicio de banda ancha estén ocupadas por otros servicios y tecnologías, como las comunicaciones por satélite o la difusión de canales de televisión, cuyos usuarios tienen derechos de uso legítimos y han realizado cuantiosas inversiones para aprovecharlos.
La política de espectro debe generar incentivos y ofrecer mecanismos para que los usuarios incumbentes y los potenciales nuevos usuarios encuentren sinergias y lleguen a acuerdos voluntarios de compartición que maximicen el valor y el uso del espectro.