Por una FP acorde a los nuevos tiempos

La Formación Profesional ha pasado durante las últimas décadas por muchos vaivenes, sin alcanzar su verdadero objetivo, por lo que es necesario un nuevo impulso que dé respuesta a las necesidades del actual y del futuro mercado laboral.

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La Formación Profesional ha pasado durante las últimas décadas por muchos vaivenes, sin alcanzar su verdadero objetivo, por lo que es necesario un nuevo impulso que dé respuesta a las necesidades del actual y del futuro mercado laboral.

Ante este panorama, surge la “Alianza por la Formación Profesional: una estrategia de país”, como refuerzo al proceso de transformación de la Formación Profesional promovido por el Ministerio de Educación y que culminará con el desarrollo de la nueva ley de FP.

De hecho, su reforma promete ser uno de los grandes debates para el próximo curso parlamentario. La ministra de Educación, Isabel Celaá, ya ha dado a conocer los rasgos principales de la nueva Ley Orgánica de Ordenación e Integración de la Formación Profesional, que reemplaza a la ley orgánica de las Cualificaciones y de la Formación Profesional de 2002.

Será tras el periodo estival cuando comience su trámite parlamentario, con el objetivo de que vea la luz a finales de año.

Estrategia de país

Y es que son muchas las voces, no sólo desde el lado institucional, sino empresarial, que se han pronunciado a favor de esta renovación de la FP como se muestra en los apoyos de la citada alianza, una iniciativa que se enmarca en el Plan de Modernización de la Formación Profesional, con la que se busca aunar esfuerzos, crear sinergias y tejer iniciativas entre las administraciones públicas, los interlocutores sociales y el sector empresarial, para fortalecer un nuevo modelo de Formación Profesional que culminará con el desarrollo de la nueva ley.

Entre las 65 entidades firmantes de esta alianza figura la Fundación Telefónica dentro de su apuesta por la calidad educativa como vehículo de transformación social.

Modernizar el sistema

Hay que recordar que dentro de los fondos europeos para España del Plan de Transformación, Recuperación y Resiliencia hay fijados casi 9.000 millones de euros, el 13% de los fondos Next Generation, a educación y FP.

Todo ello en busca de una Formación Profesional de excelencia a lo largo de la vida que asegure, en el marco del Sistema Nacional de Cualificaciones Profesionales, tanto la formación de estudiantes como la formación permanente de la población activa, ocupada o en situación de desempleo.

Lo que se pretende es crear una oferta formativa dirigida tanto a estudiantes como a trabajadores, donde cada alumno pueda configurar sus itinerarios, mediante una normativa que incluye un sistema gradual y acumulable, que abarca desde microformaciones (30 a 50 horas) hasta cursos de especialización (Máster Profesional).

Datos preocupantes

Una Formación Profesional de calidad y deseada por la población es necesario para paliar los déficit existentes en nuestro país dentro del sistema educacional. Un ejemplo de ello es que España dedica 17 horas anuales a la formación de los trabajadores, frente a las 50 de Alemania y, según la EPA, el 46 % de la población activa no tiene reconocidas las competencias profesionales adquiridas por su experiencia laboral.

Las cifras de la FP española difieren mucho con la media europea, ya que tan sólo un 12 % de los jóvenes españoles está matriculado en Formación Profesional, frente al 25 % en los países de la OCDE y el 29 % en la UE.

Además, las previsiones para España en 2025 indican que el 49% de los puestos de trabajo en Europa requerirán una cualificación intermedia, y solo el 16% serán de baja cualificación. En la actualidad, el 25% de las personas tiene cualificación intermedia y el 35% la baja.

La Formación Profesional tiene datos contrastados de que se trata de una herramienta fundamental para fomentar el empleo juvenil. La tasa de desempleo desciende al 7,56% entre titulados de FP de Grado Medio y al 6,91% entre titulados de Grado Superior, según el Servicio de Empleo Estatal, SEPE.

Cifras que obligan a reflexionar por dónde debe de ir la FP. Educación y formación digital deben de ir de la mano, todo ellos desde el decisivo impulso a la transformación digital educativa, como principal eje para acabar con la brecha digital.

60.000 plazas de FP

Gracias al Plan de Modernización de la Formación Profesional, se han creado ya 60.000 plazas en Formación Profesional, con una previsión hasta 2021 de 200.000. Además, se ha actualizado más de un 60% de las cualificaciones profesionales, se ha creado 63 nuevas y ha diseñado 25 nuevas titulaciones, en su mayoría vinculadas a los sectores emergentes.

También se tiene el objetivo de convertir 850 aulas de FP en espacios de tecnología aplicada y crear 1.800 aulas de emprendimiento en centros de Formación Profesional; así como formar digitalmente a más de 50.000 docentes de FP.

Conexión universitaria

Otra de las característica que se busca es en la de incidir en la importancia de la colaboración entre la Formación Profesional y la Universidad. Para ello, se propone un nuevo modelo de relación, por medio del desarrollo de proyectos compartidos y préstamos de espacios entre FP y universidad, todo ello con el fin de generar una transferencia de conocimiento y experiencia, así como optimizar los recursos.

Más de medio centenar de empresas, organismos e instituciones ya se han adherido en esta alianza en favor de la Formación Profesional, que pasa por la integración de formación y empleo y, así mejorar el vínculo entre las necesidades empresariales y la inserción laboral de los jóvenes.

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